Tal día como hoy, hace setenta y siete años, un montón de aviones, unos mil doscientos, iniciaron un ataque coordinado de las fuerzas Aliadas en la II Guerra Mundial. Pretendían penetrar en las líneas alemanas que ocupaban con firmeza una amplia franja de la costa ... atlántica en el entorno de Normandía. Era el principio del fin de esa terrible contienda, cuyo desenlace podía cambiar el rumbo de Europa y, por ende, del mundo. Después de esa primera oleada por aire intervino la Armada, con nada menos que cinco millares de unidades, que cargaban ciento sesenta mil soldados. La literatura y, sobre todo el cine, nos han informado con abundancia de cuanto pasó en aquella famosa batalla llamada 'Operación Overlord' (algo así como 'jefe supremo').

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Todos los que hemos cumplido bastante años hemos podido ver 'El día más largo', dirigida en 1962 por un inglés, un americano de origen húngaro y un alemán, como señal inefable de confraternización (Ken Annakin, Andrew Marton y Bernhard Wicki). En una película así, de casi tres horas de duración, y un larguísimo reparto de primeras figuras, el importante es el productor, en este caso, el famoso Darryl Francis Zanuck. Es evidente que el filme no figura entre los de mayor calidad de la historia del cine, pero su valor documental es enorme. Como suele suceder en el séptimo arte, hay películas que nos informan de hechos históricos, al tiempo que tienen otros lances que dan sentido al conflicto general. Recordemos 'La conquista del oeste', cuyo valor documental supera en mucho al argumental, sin ser este pequeño. O grandes péplum, como 'Ben-Hur', 'La Biblia' o 'La túnica sagrada', en los que admiramos escenarios e historias maravillosas. El cine, al menos para mi generación, aunque creo que para muchas otras más, ha sido fuente principal de enriquecimiento de nuestro imaginario personal y colectivo. Y un baúl cargado de miscelánea. Eso sí, la pantalla nos ha forzado a ver la vida como una lucha entre buenos y malos. Un maniqueísmo que la vida nos demuestra que es, cuanto menos, discutible.

Esa gran batalla que se inició hace setenta y siete años, decíamos, cambió el curso de la historia. Es lo que pasa con las grandes contiendas, como la de Verdún (en 1916), que tanto significó para la I Guerra Mundial, la de Waterloo, Lepanto, Bailén y tantas otras que jalonan la historia. En el caso que rememoramos, la del 6 de junio de 1944, la mayoría de los cronistas muestran la inteligencia de Churchill y de Eisenhower, frente a la torpeza del III Reich que no supo ver la que se le avecinaba. Por eso, y porque la mayoría de las películas sobre el tema salieron de Hollywood, los buenos siempre, o casi siempre, han sido los americanos, y los malos, los alemanes. Ayuda a eso la pésima imagen que ha tenido el Führer, auspiciada por su conocida megalomanía y otros defectos aireados por cronistas e historiadores.

Y es que la vida misma es una sucesión de buenos y malos. Aunque, como hablábamos el otro día, depende de la perspectiva de cada cual. Es más que cierto que para la derecha cuanto haga la izquierda es cosa de malos, y para la izquierda, cuanto haga la derecha, será así mismo indigno. De la misma manera, para los militantes de cada uno de los grandes partidos (y los de tendencias afines) lo que digan los suyos irá a misa, por más que sea un disparate. Tan cierto como que la historia es escrita, en la mayoría de los casos, por los vencedores.

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Pero no siempre ha sido así. Ha habido disidentes que enseñaron la patita y nos introdujeron en la duda. Incluso los hay que reconocen la dignidad del enemigo, contando la historia desde el punto de vista del contrario. Es lo que hizo Esquilo con 'Los persas': dignificó a Jerjes, obstinado enemigo de los griegos. El día que lea, u oiga, que determinado dirigente político alabe u honre al contrario creo que mi voto se irá hacia ese partido. Pero seguro que esto no sucederá jamás.

Mi recomendación para hoy, 6 de junio, sería ver la miniserie 'Hermano de sangre', sobre todo el episodio 'Day of Days', que trata precisamente del desembarco de Normandía. Detrás están Steven Spielberg y Tom Hank, todo un seguro de calidad. Mejor este capítulo que la mítica y citada 'El día más largo', o 'Salvad al soldado Ryan', estupenda película, pero demasiado sangrienta. A mi parecer.

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