Vacunarse para divertirse

Últimamente, la autoridad ha decretado que se exija el pasaporte Covid para poder divertirse. Dicho más específicamente, para que te permitan entrar a los locales de ocio. Como resultado de tal exigencia, las cifras de vacunación entre jóvenes han subido un montonazo. Los chavales (y otros menos chavales, pero con parecidas ganas de pasárselo bien) están acudiendo masivamente a poner el brazo. Son los mismos que, hasta ahora, se habían mostrado renuentes. Por si hubiera alguna duda, cuando las teles sacan a la calle sus alcachofas para preguntar por los motivos de esa vacunación ahora masiva, los entrevistados no han tenido reparos en responder que se vacunan para poder pasarlo bien.

¿Con qué se come esto? Las vacunas aprovechan (dentro de un límite, como casi todo en esta vida) para que no pilles una enfermedad como la que provoca la Covid. En última instancia, para rebajar el peligro de muerte. Ya, ya sabemos que entre los viejos el virus se siente más a gusto. Y si tienen 'patologías previas', mejor me lo pones.

Metiéndose el bicho en los interiores de un anciano con padecimientos crónicos, es ya una evidencia que las muertes tienen lugar en mayor número, que si se trata de gente joven. Esto que digo no ha impedido que, en algunos casos, personas todavía en la flor de la edad, hayan sucumbido al ataque del coronavirus. Aparte de eso, si todos se vacunasen, el peligro de perjudicar al prójimo contaminándolo bajaría considerablemente.

Acceder a la vacuna, como se está haciendo estos días, con el propósito principal de que Moncloa te consienta acceder a un bailongo, suena cuando menos rarito. Es como decir: «Me vacuno para poder disfrutar de 'ocio activo', aun cuando no quise vacunarme para seguir viviendo».

Es lo que hay, jefe.