Moncloa dispone de un experto histórico, como les gusta decir ahora, en lo que se refiere al tráfico rodado. Cada vez que les toca gobernar ... a los socialistas los altos mandos lo nombran director general. Responde por Pere Navarro y es ya mayorcico. Ha servido al cansino Zapatero (que se cargó el Trasvase del Ebro antes de entrar en detalles) y ahora a Sánchez, aunque también estuvo un tiempo a las órdenes de un tal Rajoy. Bien. Lo digo así porque estos que corren son tiempos inéditos.

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Nuestro amigo Pere guarda ideas innovadoras. Lo que pasa es que algunas no acaban de cuajar, debido a lo temperamentales (por decirlo suavemente) que somos los españoles. Él fue quien propuso y dispuso circular a treinta por hora, algo que se ha demostrado inasumible por una buena parte de nuestros conductores.

–Conductor no hay más que uno y reside en Moncloa.

No, si yo eso no lo niego. Hablaba de los que manejamos vehículos de motor. O sea, la tira de gente. Una de las medidas que sacaron de quicio a no pocos choferesos...

–Y choferesas.

Correcto. Una de esas medidas fue la de circular a treinta kilómetros por ahora. La verdad es que, hablando en general, no ha sido posible. En nuestro país, la gente tiene muchas cosas que hacer. Y, claro, no puede entretenerse ni un tanto así. Yo dispongo de un banco de pruebas excelente, que me permite contrastar cómo nos tomamos los españoles esto de los treinta por hora. Es un tramo relativamente corto, pero me basta para sacar mis conclusiones.

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–¡No me diga usted na!

Bueno. Sí le diré, pues uno come de esto. Vamos a ver. Yo me pongo a treinta. Y observo a los que vienen detrás. Hay quienes hacen lo mismo que yo. Pegándoseme mucho al culo, pero se someten a la norma. Otros bastantes hay que no lo pueden aguantar. No ya que casi, casi me rozan el trasero, sino que cuando llevan unos segundos a marcha lenta, ¡brrruuun!, pitan, y se saltan la línea continua como alma que se lleva el Diablo. ¡A mil por hora, joder! como diciendo: «¿No querías caldo? ¡Pues ahí van tres tazas llenas, gilipollas!».

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