Siempre esperé mucho del tomate. Más que de algunas personas que van por ahí dándoselas de listas. Yo es que miro un buen tomate, y ... lo veo tan rojo, tan redondo tirando a chato, y tan brillante como bañado en rocío, que siempre le digo: «¡Oh, tomate! ¡Maravilla de la tomatera! ¡Qué sería de nosotros (y de las ensaladas) si no fuera por ti!».
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Tantas cosas como ensalzamos, por medio de esa asignatura llamada publicidad, pero qué poco valor le damos al tomate. Ni en la vida práctica, ni tampoco en el ámbito del intelecto. Acerca de esto último, solo tienes que ver que, en los bodegones de los artistas famosos, apenas aparecen. Se les da menos importancia que a otros frutos, que son vulgares lo mismo en la presencia que en el sabor.
Hay una estampa tomatera que merece usía. Hela aquí. Los viejos de ahora, muchos de los cuales fuimos jóvenes alguna vez, recordando aquellas meriendas inefables en cuanto que pasaba el cuervo.
–¿El cuervo? ¿Qué cuervo?
Sí, hombre. Cuando nuestras abuelas nos decían: «¡Venga, nenes, a merendar, que ya ha pasado el cuervo!». Y entonces nosotros nos atizábamos una hermosa orilla de pan (del que llaman de carrasca), con un pedazo de pernil, con más tocino que magra, y un precioso tomate casi tan grande como nuestra cabeza. Con una navajica íbamos cortando de lo uno y de lo otro, menos en el caso del tomate. Porque el tomate nos lo comíamos a mordiscos seguidos de un chupetón de lo de la parte adentro.
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Y por fin ha sucedido lo que tanto esperábamos: la sacralización del tomate. Un científico llamado LLuis Montoliu nos anuncia que ya está a la venta un tomate que bien podría venderse en farmacias. Resulta que, al estar editado con CRISPR, contiene en exceso un neurotransmisor llamado GABA, que hace bajar la tensión. Si la tienes alta, en lugar de pastillas (que reducen la potencia sexual) todo buen doctor te recetará un tomate.
–¿Y si le da la risa?
No le dará, porque la salud es algo muy serio. Ese tomate nos bajará la tensión arterial, pero seguro que también la política y la callejera, tan alteradas últimamente.
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