Dónde estará Teodoro

Porque es de Cieza, Vega Alta de Murcia, paraíso de malacatones. Es de cajón que, por eso mismo, Teodoro siempre estará a nuestro cargo. Decía que ni estuvo, ni se le esperaba en el Congreso refundador de Sevilla. (Elegir esta ciudad tan castizamente española para resucitar sigue siendo la costumbre. No solo en política. La Roja suele hacer lo mismo cada vez que necesita emprender caminos nuevos).

Teodoro no estuvo. No sé si tenía derecho a asistir, ni si le apetecía, ni si alguien deseaba que acudiese. Lo cierto es que no apareció. O lo hizo como el Comendador cuando se le apareció a Don Juan en el cementerio: en espítitu, pero no en cuerpo. Ignoro si Teodoro es culpable de algo. En Cieza tampoco han sabido sacarme de dudas. Allí se le aprecia. Y tocante al resto de Murcia, creo que no se le tiene ningún encono. ¿A quién le ha podido hacer daño? A su amigo Casado. Desde luego que sin pretenderlo. Aparte de que Casado, que era más que Teodoro en el partido (y, por lo tanto, más 'culpable' de lo que pasó) ha seguido medio montado en el burro, tal como lo han retratado en la televisión.

Ahora que el asunto se ha investigado algo más, sabemos que a Teodoro no lo ha liquidado la circunstancia política, ni siquiera los arrebatos de Isabelita Ayuso Perón, que estaba en lo de Sevilla como una reina. Ahora hemos sabido, yo al menos, que todo se debió a que el paisano tuvo que ejercer escamoteando dos fuegos amigos: Pablo Casado y Alberto Casero, el diputado torpón que se equivocó votando. Mirar para un lado y toparte con Casado y mirar para otro y tropezar con Casero, seguro que fue demasiado para Teodoro.

Desayunar con Casado y Casero, comer con Casero y Casado, dormir los tres junticos –Casero, Casado y Teodoro– en la misma cama acabó malamente. Ahora mismo, echándole cara, Casado estuvo. Casero soporta causa por prevaricación y malversación. Y con Teodoro volvemos a lo de antes: dónde estará Teodoro.