Ponerse pantalón vaquero, pecado mortal

–Entonces, lo que es la tela, ¿cuánto?

La tela importa poco. Es el agua lo que llama la atención. Sobre todo porque nadie se puede imaginar algo semejante. Antes de que Amézaga desmienta lo dicho, uno pregunta: «Joder. Según esos cálculos, usando el Trasvase entero, ¿cuántos pantalones salen?». No sé responder, pero me temo que pocos. A lo mejor, con el contenido de una piscina que no sea muy grande, igual solo hay para fabricar un par de calzones.

No es que quiera yo fastidiar a nadie (viviendo como vivo de un público, como se suele decir), pero, en lugares donde escasea tantísimo el agua, algo habría que hacer. Por ejemplo, si me dijeran que, por cada pantalón vaquero que dejemos de comprar, nos dan tres mil litros de agua, a lo mejor deberíamos echar cuentas. Es verdad que eso molestaría a los vendedores de pantalones vaqueros, que no tienen culpa de nada. Pero es que tres mil litros son muchos litros.

–Entonces, jefe, para confeccionar un gabán vaquero, ¿cuánto caudal haría falta?

Vayamos por partes. A lo mejor esta necesidad de agua rige solo para los pantalones. Quiero de decir por aquello de que son azules, no sé si me explico, mientras que los gabanes suelen ser pardos. Más que nada por la noche, como ocurre con los gatos. En fin, esto es cosa de que lo estudien personas más doctas. Pero, vamos, a tres mil litros por vaquero, si dijéramos de regresar al zaragüel, que apenas necesita riego, tendríamos agua en Murcia hasta para tomar y dar.

–Habrá que proponérselo a Moncloa, a ver qué dice.