Pedro Saura, tan propicio

He de suponer que, si está obligado (como oficial de semana en la mili) a catar los menús que sirve la cadena, quizás se haya visto en la obligación de ganar unos cuantos kilos. No le habrán venido mal, me creo, pues ha perdido aquel semblante juvenil del místico austero que mostraba las mejillas sumidas.

A la Región esta nuestra nos la jodieron desde arriba (tal y como suele suceder, lo mismo si mandan unos que si mandan otros) cuando Pedro dejó de ser secretario de Estado de Infraestructuras. Lo digo por la ventajilla que nos proporcionaba tener al paisano en un puesto en el que mandaba romana. Y porque algunas cosas buenas hizo por su tierra, de justicia es reconocérselo. Como mandamás de los Paradores Nacionales, sus oportunidades de barrer para Murcia menguaron. Solo podríamos pedirle que retire de dichos establecimientos con pinta medievalista el mobiliario 'de época'. Lo digo porque los muebles de sentarse son duros, a base de madera tallada y cueros muy trabajados, como los del dormitorio, despacho y salita de estar de la vivienda de Don Quijote de la Mancha.

Porque Pedro es todo lo contrario de áspero. Recuerdo que, siendo diputado de la Regional, le mandé un recado escrito dándole algo de caña. Y cuando, después de eso, nos vimos de primeras se acercó y me dio un abrazo. Desde aquí le propongo que, si puede sacudirse los Paradores y plantar de nuevo sus reales en Infraestructuras, acepte sin rechistar, pues lo necesitamos allí.

Podría ser bueno incluso para Casado, manque proteste.