Nos estamos quedando sin pájaros. –¡Vamos, quite usted! ¿Cómo dice eso, si cada día son más?

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No me refiero a pájaros de cuentas. Esos genares ... que se empecinan en molestar a las personas decentes. De tal pelaje le diría a usted que cada vez son más, tal como podemos ver en los telediarios. Hablo del pajarico verdadero. Ese que, muy de mañana, gorjea desde la rama de un árbol, llamando al sol para que amanezca un día más. O el que se mueve a saltitos a ras de tierra, picando aquí y allá algún desperdicio que le aproveche de alimento. Los verdaderos pájaros: jilgueros, gorriones, ruiseñores, golondrinas, verderones, periquitos, agachadizas... Avecillas todas que pesan menos de un kilo. La tira de animalillos (y tan vistosos) que nos alegran los días sin pedir nada a cambio.

Conocí ayer la noticia de que, en los últimos tiempos, han desaparecido de la faz de la tierra, qué digo miles, millones de pajarillos. Han muerto o ni siquiera han llegado a nacer. Las condiciones climáticas del tiempo que corre...

–¡Ya empezamos!

¿Qué quiere decir con ya empezamos?

–Pues que siempre está usted escribiendo de lo mismo.

Y puede que sea poco, le diría yo. Es un asunto que afecta y acucia al futuro inmediato de la Humanidad. De modo que no me critique el lector lo que, por la desidia de los hombres, constituye una tragedia pajaril a escala mundial. Llevamos camino, si a eso vamos, de que enmudezca el mundo. No porque callemos nosotros, sino porque dejen de cantar los pájaros. ¿Se imagina el lector la tristeza ambiente, sin que ningún pájaro cantor le ponga música a la letra (demasiada prosa) que son nuestras vidas?

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Todavía no hace mucho, a mediados del siglo XIX, Gustavo Adolfo Bécquer anunció que volverían las oscuras golondrinas, de nuestros balcones los nidos a colgar. Y a todos nos pareció bien, pues repetíamos tantas veces esa porción de una rima suya, que la hicimos no ya tópico, sino topicazo. Y me pregunto: «¿Podemos decirnos hoy lo mismo?».

Aunque hayan venido hogaño, que ya no me acuerdo, ¿volverán en 2022? ¿Colgarán su nido donde solían o quedará vacío para nunca jamás?

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