Quizás sea algo peor, si es que existe semejante posibilidad. Digo que sean capaces de superar el trastorno mental o la tontuciería. Quienes nos mandan ... en estos desgraciados tiempos poseen capacidades negativas, con las que pretenden engatusar (y traer sufrimiento) a los pueblos.

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Veamos algún ejemplo. Borrell, jefe de la diplomacia europea, ha manifestado que las guerras se ganan o se pierden en el campo de batalla. Poco después lo concretó en este tuit: «La guerra en Ucrania se decidirá en el campo de batalla». Bueno, pues, solo por eso, el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, ha montado en cólera. Se trata de una actuación completamente histérica y, a mi modo de ver, desvergonzada. Puro teatro. Califica las palabras de Borrell de «agresivas». Porque, para el jodío de él, están «fuera de lo común» (lo mismo que los envíos comunitarios de armas a Kiev), en una organización «que no tiene carácter militar». Y añade que estos hechos suponen un giro de 180 grados muy peligroso de la política europea.

Es probable que Borrell se pasara un par de telediarios, conociendo como conoce al adversario. Porque, en realidad, lo que viene a decir el español es una perogrullada. Una frase para un tuit, entre los millones que se emiten a diario. Pero ese rasgarse las vestiduras del ruso, ¡por favooor!, señor Lavrov. ¿A quién pretende engañar? Por su parte, Putin se permite largar que Rusia está llevando a cabo en Ucrania «una noble campaña militar». Pero pijo. Estos tíos ¿están locos? ¿Están tontos? Y a los paganos de sus desafueros, ¿por quiénes nos toman?

También en España hay para dar y tomar. Comoquiera que Mañueco ha metido en la gobernanza de Castilla y León a los de Vox, Moncloa hace saber que «el PP abraza a la extrema derecha». Y lo dice el mismo que ha pactado, con tal de tener apuntalado su cargo de presidente del Gobierno de España, a tirios, troyanos y otros similares. Y no mueve un músculo de su cara, como diciendo: «¡Ahí queda eso!».

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Se demuestra así que en todas partes cuecen habas. Y que si bueno es mi Domingo, mejor es mi Manuel, como dice el dicho.

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