El talante del político Rodríguez Ibarra fue de siempre impetuoso. Tonante en el discurso y atrevido en el mensaje. Mas, comoquiera que el tiempo corre ... y los modos cambian, a día de ayer casi me pareció un cordero. Digo en comparación. La edad lo ha moderado en alguna medida, aunque, si lo miras bien, detectas que no ha dejado de ser bastante parecido a como era. Alguien que dice (o parece decir) lo que está pensando, sin importarle ni poco, ni mucho cómo serán recibidas sus palabras.

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Lo que pasa es que la manera de llevar la gobernanza ha cambiado (lo mismo que las ciencias) una barbaridad. Quiero decir que el panorama de la política (o, expresado como lo hiciera Benavente, 'el tinglado de la antigua farsa') muestra hoy una fisonomía tan pintoresca, tanto en las formas como en los fondos, que ya nadie se sorprende de nada.

Conserva el extremeño su aspecto de viejo león, aunque suavizado por la edad. No es el de entonces, pero la blancura de su pelaje no termina de ocultar una personalidad impetuosa y contundente.

–¿Pues cuándo lo ha visto usted?

El miércoles por la noche, sin ir más lejos, lo entrevistó Ana Pastor en la Sexta. Y puedo decir que, al final, no tuve ni mucho menos la sensación de haber perdido el tiempo. El girigay actual, que alcanza a la política que se nos sirve desde las instituciones (pero también a las maneras de una sociedad que se titula post-post-moderna), hace que un personaje tan acreditado como el expresidente de Extremadura dé la impresión de que ha perdido fuerza. Pero, si lo escuchas atentamente, ni le aprecias contradicción alguna, ni compromisos ajenos a sus antiguas convicciones.

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El hombre hizo mucho hincapié en su condición de socialdemócrata de toda la vida. Rechazó insistentemente los extremos, aunque a veces se exprese con extremosidad, en el bien entendido de que no es lo mismo torta que bizcocho. Hasta tal punto es partidario de una opción política de centro, que algún despistado podría tacharlo de 'blando'. Para él, lo que debió haber hecho en su momento el PSOE era centrarse, tirando del PP para que se centrara igualmente.

Que estuvo entretenido, vaya.

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