Isabel II ya gasta garrota

–No me lo puedo creer.

Pues vaya usted haciéndose a la idea. Ya sé que no es fácil. Se trata de un personaje que los ingleses (e incluso nosotros mismos) tenían ya, no diré que por inmortal, pero sí por inmorible. Y sin apoyarse. ¡Qué fiasco, oye, lo de la garrota!

En aquel tiempo, muchos pensaban que Franco no se moriría nunca. Sin embargo, se fue al otro mundo a una edad que no tenía que ver con la de la soberana británica. O sea, joven en comparación. Y en cuanto al Emérito, hace mucho que necesita la gayá. Isabel II parecía eterna, circulando todavía a manos libres, fíjate. Hasta el punto de que muchos aceptan que el príncipe Carlos la entregará (me refiero al alma) antes que ella. Y lo mejor de todo, sin tocar trono.

Así es como están ahora las cosas. Que una persona preeminente, siendo más o menos vieja, decidiera apoyarse en una garrota, jamás fue noticia. Pero es que lo de Isabel II es punto y aparte. Resulta sorprendente que el desgaste que le supuso trabajar en tantos seriales no le haya hecho mayor mella. (O subirse al caballo y dispararle a un ciervo. O conducir el Land Rover).

Por eso es noticia universal que haya necesitado una garrota para desplazarse. Un rey español, Fernando VII, usaba paletó. Y solo por eso, los críos cantábamos en las excursiones: 'Cuando Fernando VII usaba paletó. Cuando Fernando VII usaba paletó. ¡Paletó, usaba paletó!'.

–¿Y qué significa paletó?

Paletó viene del francés 'paletot'. Y quiere decir gabán que llega hasta los tobillos. Todo fue porque Fernando, conocido por El Deseado, pasó un tiempo en el país vecino, esperando a ver si Napoleón tenía a bien nombrarlo rey de España. En lugar de eso, designó a su hermano Joseph, quien, a pesar de la leyenda negra, no le tiraba al morapio.