¡Muchas gracias, Europa!

–Aclárese usted, porfa.

Digo esto motivado por la pepla del ferrocarril. Nunca se sabe quién vendrá en nuestra ayuda cuando las cosas se pongan aún peor. Como es notorio aquí en Murcia, lo que nos vendieron como un avance era en realidad una marcha atrás. Fiados en la inteligencia de la autoridad cercana, consentimos un AVE desde Orihuela (por Monforte y todo), sin el apeadero del sentido común. Lo sensato hubiese sido viajar a Madrid por la ruta de siempre. Quiero decir por Albacete, pasando antes por Cieza y Hellín. No lo hicimos/hicieron así desde el principio y ahora mordemos el polvo.

Una mala gobernanza que nos viene de antiguo se empeñó en prescindir de la vía de toda la vida, sin justificarlo con una explicación convincente. Y dicha fatalidad hizo que nos perdiéramos la satisfacción de tener un AVE pronto y bien, tal como mejor cuadraba a esta pobrecita región. El resultado es que, muchos años después de aquello, nos encontramos sin perrico que nos ladre. No por la mala cabeza de los viajeros, sino por la estulticia de los que se comprometieron a hacerlo todo de dulce, pero nos defraudaron.

Algunas veces, lo no que no resuelve un padre lo arregla un primo tercero. Acabamos de saber que el nuevo Pacto Verde de la Unión Europea nos garantiza una línea directa con Madrid, empleando trenes que circulen a doscientos por hora.

–No caerá esa breva.

Pues mire usted. No mañana, ni pasado mañana. Se nos hace saber que eso tendrá que suceder «en un horizonte de ejecución amplio: antes del 2040». Desde luego que nos lo fían largo, pero mejor es eso que nada. ¿Quién te dice que el AVE oriental llegará al Carmen antes de esa fecha, después de ver las demoras que venimos soportando año tras año?

Para que se entienda que, por muy cenizos que sean quienes nos mandan, siempre queda la posibilidad de que un pariente lejano (en este caso Bruselas) nos devuelva la mantecada de Astorga.