Castigados por exigir soterramiento

–¿Quiénes se atreverán a tanto?

Pues, mire usted, la gente esta del tren: Renfe o Adif o como se llame. Entras en Google y, tanto si escribes Renfe como si escribes Adif, lo primero que te sale, ¡ay!, es la palabra billetes. ¡Las perras, los euros y el parné! No piensan más que en la pasta. En lugar de responder qué son la Renfe y sobre todo Adif, en sí mismo consideradas.

–Como cuando quitaron Pegaso, tan bonito, para poner Iveco.

¡Ya lo creo! A lo mejor resulta que ahora son Renfe, Adif y la madre que parió a Peneque.

–¿Quién es Peneque?

La Academia decreta que Peneque significa borracho.

–¡Por nadie pase!

Pero hablemos del castigo. Renfe, Adif y la madre que parió al borracho nos han condenado, sin juicio previo ni nada, a no usar el tren de toda la vida con destino Madrid y Águilas. Por un tiempo, desde luego. Así es como se excusan. Tres años y medio. (Y lo gastado en la Variante, a la basura, ¿no?).

Todo fue porque, cuando dijeron de traer el AVE a Murcia, los afectados por una modernidad ya anticuada clamaron que, para que no le afectara el relente al superconvoy, lo metieran bajo tierra al entrar y salir del Carmen. Eso pedíamos. Después de muchas broncas y algunos pescozones en la zona de Santiago el Mayor, se pusieron a picar, picar y picar. Y cuando hubieron picado suficientemente, nos dijeron sin decirlo: «¡Ahora se vais a joder!». Y, en seguida, diciéndolo: «Os vamos a tener 1.460 días y sus noches con dos rabos cortados: el que llevaba la playa y el que concluía en la Corte».

Ejecutándolo están ya. Y sin miramiento ninguno.

¡Y con qué diligencia! Entendiendo por diligencia: 'Coche grande, arrastrado por caballerías y destinado a transportar viajeros enfurruñados'.