Existe un foxtrot relativamente antiguo que llegó a ser muy popular. Es pegadizo y verdaderamente agradable de oír. Alejado del rock. Se titula 'Camino al ... Don', aludiendo al río del mismo nombre, que recorre la Rusia europea y desemboca en el mar de Azov. Lo escribió Juan Carlos Barbará, con letra de Mario Battistella. Dice: «Corre la troika veloz / en la noche glacial. / ¡Corre, corre! / Como deseando volar».

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–Ya. Pero no están las cosas para bailar foxtrots.

Pues la verdad es que no le falta razón al lector. Aunque esta música que digo es sugerente a vez que animosa. Escucharla puede hacerle más llevadero el vivir. Si la traigo hoy a colación es por una tontería, en realidad. Aunque no me pesa si algún alguien se decidiera a buscarla, escucharla y asumirla. Más que tontería, prefiero decir coincidencia casual. Porque de lo que yo quería hablar hoy es del dron. Pero sucede que su parecido con Don ha propiciado el encuentro del famoso río con la música de marras. Se debe ello a la vieja teoría de que una temática te lleva a otra.

Vivimos tiempo de drones. Que, por cierto, si los miras bien, son como autogiros en pequeñito. No aprovecharé esta semejanza para hablar nuevamente de Juan de la Cierva y meterme en reivindicaciones. Dejemos que el buen sentido y algo de generosidad se impongan. Y tenga así lugar el bautizo de nuestro aeropuerto con el nombre del inventor murciano. El dron, a pesar de su tamaño, presta servicios muy valiosos. Nos está permitiendo ver el volcán de La Palma como no se había visto nunca (digo tan de cerca) un fenómeno semejante.

Pero el dron también puede cambiar nuestra visión del mundo. Como el cine lo viene usando con asiduidad, por cuanto las imágenes que capta resultan espectaculares, el asunto me preocupa. Estamos habituados a verlo casi todo en horizontal. A nuestra altura, que es la de nuestros ojos. Desde esa perspectiva han pintado los artistas el paisaje. Y es así como miramos y asimilamos lo que se nos pone por delante.

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¿No corremos un riesgo de consecuencias desconocidas, si acabamos contemplando el planeta como si fuésemos de por vida subidos en un avión?

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