El sueño sigue. Y la tragedia, también. Cada año mueren decenas de personas tratando de llegar a las costas españolas desde cualquier lugar de África. Bueno, ahora también mueren en territorio africano intentando saltar la valla desde Marruecos a Ceuta o Melilla. Pero el Estrecho, ... y Marruecos, son un clásico, un eterno clásico.
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El sueño continúa y la tragedia, también. Algunos consiguen llegar a territorio peninsular español. Muchos de ellos, tras tanta arriesgada aventura, consiguen regularizar su situación (los ansiados 'papeles'), se asientan, traen a la familia, 'prosperan' y viven quizá mejor que en sus países de origen. Pese a todo.
'Karim' es el título del último documental de Gonzalo Ballester, el joven y talentoso cineasta murciano, que recientemente pudimos ver en la Filmoteca Regional en pase de preestreno. Karim, en árabe, significa el generoso. Y generoso era (es, aunque ya con la razón perdida) el protagonista de este filme de Ballester, uno de los mejores, a mi parecer, de la ya interesante obra de Gonzalo. Una generosidad, la de Karim, que, junto a su extrema sensibilidad y. la mala suerte, le fueron deteriorando hasta el desahucio humano que es hoy. Estremecedor ver la secuela del tiempo y la desgracia, la soledad y el desprecio en el rostro y en la actitud ante la vida de este hombre.
Karim, como tantos otros, llegó a España jugándose la vida, pero, al mismo tiempo, cargado de ilusiones. Gonzalo, a través de su padre, el fotógrafo Juan Ballester, conoció a Karim muchos años atrás. Durante estos años, en sucesivos momentos, le fueron grabando palabras e imágenes en los distintos habitáculos (cada vez más herrumbrosos) que fue ocupando en el Campo de Cartagena.
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Lo curioso es que la película no quiere ser una crítica o denuncia social, pero lo acaba siendo de manera demoledora. La cámara de Gonzalo, durante años, se ha ido posando sobre el rostro y la palabra de Karim, con aparente neutralidad o indiferencia. Pero el espectador pone por su cuenta la emoción de la trágica historia. Del amor a España, de la sumisión a Dios, el magrebí va pasando al insulto o a la blasfemia.
Hoy es un detritus humano que al parecer vaga enloquecido por un pueblo costero de Murcia, rechazado por su propia familia, que no lo quiere de vuelta así, fracasado y desnudo, sin nada. En la película se habla del síndrome de Ulises: el fuerte desasosiego emocional que sufren las personas (especialmente los emigrantes) que han tenido que dejar sus orígenes sin encontrar fortuna en la tierra de acogida.
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Me gusta este cine –o literatura– que no busca la denuncia de manera consciente, con aires de profundidad e importancia, y que simplemente muestra y narra, y son los que leen o ven quienes añaden el evidente horror de la historia. Vean el documental en cuanto puedan. Disfruten. Y sufran.
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