Mis labios agrietados y pálidos me hacen recordar el frío que he pasado estos días en el segundo evento de la RED-IRA. Lo más curioso es que esta temperatura tan extrema la he vivido en el Caribe. Algo irónico, ¿no? Esto mismo pensé cuando ... iba en el taxi, a lo que un exmilitar convertido en taxista me respondió, cantando y entre risas, que «he puesto el aire a lo menos que tira». Lo inteligente habría sido apagar el aire y disfrutar de los veinte y cuatro grados que nos regalaba aquel maravilloso día. Algo que para mi sorpresa no sucedió.
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Entre bufadas, guantes y alguna que otra tos seca escuchábamos atentamente a Doris Sommer en el gélido auditorio, una profesora de la Universidad de Harvard que nos habló del juicio estético de Kant, y nos hizo recordar aquellas cosas que hacen vibrar sin réditos. Al grito de «Necesitamos ser desinteresados para ser libres» nos interpeló a disfrutar de la duda, a amar la diversidad. «Tenemos que pasar de la tolerancia a la admiración de la diferencia. Porque sin admiración no hay amor», culminó.
La intervención de Doris fue un buen final de una coral sinfónica dirigida magistralmente por Adolfo Cazorla, catedrático de la Universidad Politécnica de Madrid, una persona con mucha capacidad de análisis y visión de futuro, que nos introdujo brevemente en el mundo de Los Principios para la Inversión Responsable en la Agricultura (Principios IRA), aprobados en octubre de 2014 por el Comité de Seguridad Alimentaria de la FAO.
En su discurso explicó cómo ha creado una familia integrada por 23 universidades y otras tantas empresas de España y Latinoamérica que trabajan con la intención de contribuir a la seguridad alimentaria, la nutrición y la mejora de los medios de vida sostenibles para los pequeños productores, con una visión integral, responsable y respetuosa con el medio ambiente. Respaldando el derecho a una alimentación adecuada en el contexto de la seguridad alimentaria.
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De todas las iniciativas de las que se habló, hubo una que captó especialmente mi atención: un proyecto sobre Compensación Digital de la Conservación (CDC). Un proyecto social e innovador que busca mejorar las condiciones de vida para familias de pequeños productores de la selva peruana a través de actividades de conservación y de manejo sostenible de sistemas productivos agroforestales, mediante la retribución económica por el servicio de captura de carbono.
Justo al lado derecho de mi asiento me acompañaba Juan Antonio, un profesor chileno afincado en Perú, muy simpático, que, entre susurros, me comentaba que la idea base de este proyecto es generar un modelo sostenible de pago digital por compensación de captura de carbono de los modelos agroforestales de productoras en condición de pobreza y con títulos de propiedad. Enriqueciendo sus condiciones de vida y disminuyendo la tasa de deforestación. Un proyecto increíble que busca mejorar la calidad de vida de las familias productoras, al igual que salvar los ecosistemas a través de la captura de carbono en la Amazonia del Perú. ¡Qué gran lección! Como dice una amiga argentina, «este Mundial es una cruzada ideológica, tiene que ganarlo el subdesarrollo sí o sí». Que le pregunten a Messi. O a Ziyech, la estrella de la selección de Marruecos.
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Mientras que me iba desgranando esta idea, mi cabeza se adentraba en una de las teorías físicas más cinematográficas, 'el efecto mariposa'. Un concepto vinculado a la teoría del caos en que el aleteo de un insecto en Hong Kong puede desatar una tempestad en Nueva York. Un suceso que seguro tiene relación con los viajes de Juan Antonio por la Amazonia y algunas alianzas público-privadas, lideradas por empresas murcianas, que trabajan en esta misma línea de pensamiento: aumentar los niveles de CO₂ recogidos por los bosques para hacer frente al calentamiento global o, dicho de otra forma, buscar respuestas a una realidad que supera la ficción: por ejemplo, que Vd. esté leyendo este artículo en mangas de camisa en pleno 15 de diciembre. Supongo que hasta la niña de Rajoy y su primo vivirán esta realidad con cierta perplejidad.
Volviendo al tema anterior, son propuestas que apuestan por proteger los ecosistemas naturales de la mano de los propietarios forestales, empresas, universidades e instituciones, por medio de cuatro tipos de iniciativas: pago por servicios ambientales, procesos de restauración, desarrollo de productos sostenibles y consultoría ambiental. Desde el compromiso con un mundo más justo en el que todos, hombres y mujeres, determinan el curso de sus vidas con dignidad y seguridad, utilizando los recursos ambientales de manera sostenible.
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En la actualidad, es sumamente importante una reforma legislativa que regule la compensación para su materialización. Precisamente en el Grupo de Investigación de Responsabilidad Social e Innovación de la UCAM indagamos en el desarrollo de acciones de influencia y representación de intereses ('lobby') con los reguladores comunitarios, nacionales y locales.
Y lo más importante, lo desarrollamos mediante la participación en metodologías como la liderada por Augusto Boal (el educador brasilero) en su teatro pedagógico y de transformación social: el Teatro de los Oprimidos. Haciendo nuestro el placer de la estética, que no es otra cosa que el entusiasmo por el juicio pausado, no el del primer impacto. Para acabar, reiterar mi agradecimiento a Doris Sommer, por tanto.
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