El bando panocho, propuesto como BIC
Su origen se encuentra en 1851, cuando unos amigos organizaron en Murcia el Bando de la Huerta, desfile al que dio nombre
La incoación del procedimiento de declaración del bando panocho como Bien de Interés Cultural es buena ocasión para aclarar algunas cuestiones. En primer lugar, su ... origen se encuentra en 1851, cuando unos amigos organizaron en Murcia el Bando de la Huerta, desfile al que dio nombre. Se trata, como su nombre indica, de un bando del alcalde pedáneo, con temas de actualidad, lo que le da, desde entonces, un valor etnográfico, además del literario y lingüístico. Hay que subrayar que lo propuesto para BIC es el bando panocho, no el panocho como lenguaje.
Y, hablando de lenguaje, otro aspecto que conviene aclarar es el relativo al murciano y al panocho. En primer lugar, el murciano es la variedad del español que se da en la actual Región de Murcia, más algunas comarcas de las comunidades vecinas. No se debe confundir, y esto es muy importante, con el panocho, pues este es solo la variedad o habla de la huerta, según la tradición y el diccionario de la Real Academia. Conviene tener en cuenta esta distinción entre murciano y panocho, ya que generalmente se ignora.
Debe quedar claro también que no se empezó a escribir en murciano ni en lenguaje de la huerta, como algunos creen, a mediados del siglo XIX, con motivo del primer desfile del Bando de la Huerta, ya que se tienen muchas muestras de literatura dialectal, de varias comarcas, desde finales del siglo XVIII, cuando está fechado el romance anónimo 'La barraca', así como unas seguidillas que se publicaron en el Correo Literario de Murcia, en 1793.
El bando panocho, así como el desfile, lograron tanta fama que fueron imitados en toda la Región
Los organizadores de aquel primer Bando de la Huerta continuaron con esa tradición literaria. El primer autor del bando oficial fue Joaquín López, del que Pedro Díaz Cassou dijo que «fue el que mejor vistió, habló y escribió en panocho, sin exageraciones ni caricaturas». A López le siguió con el bando oficial José Martínez Tornel, huertano de Patiño, que escribió lo siguiente: «Para escribir algo en huertano es necesario sentirlo; es necesario amar y conocer bien las costumbres y sobre todo los sentimientos de la gente de la huerta».
Después de Martínez Tornel, el autor del bando oficial fue José Frutos Baeza, que dijo en su libro 'De mi tierra': «Que nunca en mis escritos panochos, según la palabra ya consagrada, me he inclinado del lado ridículo ni en el lenguaje ni en el fondo, por muchas razones, entre ellas por ser injusto pintar como zafios a los huertanos, confundiendo lamentablemente lo sencillo y lo ingenuo y gracioso con lo chocarrero y burdo...». Es necesario decir aquí que aquellos escritores como los que les han ido sucediendo, tienen, además de los bandos, obras de carácter serio o sentimental.
Pues bien, el bando panocho, así como el desfile al que dio nombre, lograron tanta fama en Murcia capital que fueron imitados en toda la Región, llamándose panocho a cualquiera de las hablas comarcales, muy parecidas, lo que ocasionó que se llamase también así al murciano, en general, cuando, hablando con propiedad, el panocho fuese solo el habla de la huerta. En cualquier caso, el bando panocho se generalizó de tal manera que constituye un patrimonio de toda la Región, pues el público se ha identificado tanto con el lenguaje como con los temas tratados.
En Murcia, se viene convocando un concurso de bandos panochos y el bando ganador se lee, como en los comienzos, en la 'carreta del perráneo', en el desfile del Bando de la Huerta, desfile al que, como decimos, dio y sigue dando nombre. En este concurso han participado como miembros del jurado personalidades como Juan Barceló Jiménez, Andrés Sobejano Alcayna, Juan Torres Fontes, Manuel Muñoz Cortés o Francisco Javier Díez de Revenga.
En las bases del citado concurso se pide, según la tradición, que el bando esté en romance octosílabo, en lenguaje de la huerta o panocho, pero no se permite «emplear lenguaje inventado o malsonante... lo que sería motivo de descalificación». Con este y otros requerimientos se pretende conservar esta tradición con el nivel de calidad que corresponde a un bien cultural de esa naturaleza.
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