Víctor Erice es un caso muy peculiar en la historia del cine español del último medio siglo. En 50 años solo ha dirigido cuatro largometrajes y, sin embargo, goza del máximo prestigio con tan escasa filmografía. Ahora, he tenido la suerte de ver antes del ... estreno 'Cerrar los ojos', su nueva película, que tiene claras características de testamento cinematográfico del autor. No es la que más me ha gustado de las cuatro, pero tampoco la que menos. Resulta un tanto rara, no en un sentido peyorativo, tanto en su estructura como en la historia que cuenta. Es de muy larga duración: 169 minutos, y quizá sobran algunos. Ya no está quien fue su productor, Elías Querejeta, que le dejaba manos libres pero también velaba por la contención fílmica.

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'Cerrar los ojos', con guion de Erice y del solvente Michel Gaztambide, es ante todo una declaración de amor al cine, sobre todo a una manera de entenderlo que ya no es la que impera. Y trata de la melancolía crepuscular, del desamor, de la renuncia a la continuación de la propia obra, del transcurso del tiempo, de la amistad y de la memoria y su pérdida. Los ejes para el desarrollo de estos temas son los dos personajes principales: Miguel Garay, escritor de una única novela y director de una película inacabada, y su íntimo amigo el famoso actor Julio Arenas, que desapareció en circunstancias sin esclarecer y al que encuentran muchos años después preso del olvido de sí mismo. Al director lo encarna con maestría Manolo Solo; al actor, José Coronado con poderío físico.

Tras el fascinante prólogo, que tiene el aroma de 'El embrujo de Shanghai', la novela de Juan Marsé que iba a llevar a la pantalla Erice y se quedó en proyecto (después realizado por Fernando Trueba), resulta chocante que la primera hora de película sean consecutivas secuencias de diálogo a dos, entre Manolo Solo y distintos personajes, resueltas con austeros planos y contraplanos. No obstante, esas conversaciones despiertan el máximo interés. Después, la película se abre visualmente y hacia otros derroteros narrativos. ¿Merece la pena en conjunto ver 'Cerrar los ojos'? Desde luego, es una película de Erice y contiene su magia.

Víctor Erice nos deslumbró en 1973 con su ópera prima, 'El espíritu de la colmena'. Pero para mí, su obra maestra redonda es 'El Sur' (1983), basada en un relato de Adelaida García Morales. Me conmueve el retrato de la relación, a lo largo de los años, de una hija tan unida a su padre como impotente para penetrar en los secretos del pasado de ese médico, con dotes de zahorí, que está enfermo de tristeza por el fantasma de un antiguo amor.

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