Cada vez es más frecuente leer titulares sobre la falta de pediatras en España. Un problema real que, si bien requiere más profesionales, tiene una ... raíz aún más profunda: la inequidad en el acceso. Mientras las zonas urbanas concentran la mayor parte de los pediatras, los niños de áreas rurales y periféricas enfrentan barreras para recibir la atención que necesitan. No basta con sumar especialistas; es imprescindible un cambio en el modelo organizativo para garantizar que cada niño tenga un pediatra cuando lo necesite.

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Como presidente de la Sociedad de Pediatría del Sureste de España, he defendido en múltiples foros la necesidad de un replanteamiento estructural de la asistencia pediátrica. Nuestra propuesta, recogida en el documento Ballena Azul, plantea soluciones audaces y necesarias para afrontar esta crisis con visión de futuro. La redistribución de pediatras y la reagrupación en unidades funcionales de 5 a 10 especialistas permitiría equilibrar la cobertura y garantizar el acceso equitativo a la atención pediátrica en toda la Región de Murcia y España.

Un contexto nuevo. El cambio demográfico, la cronicidad, la contaminación de los ecosistemas, el agotamiento de recursos, los costes insostenibles y la transformación hacia un modelo en el que la familia tiene que dejar de ser un sujeto pasivo, asumiendo tareas para construir su propia salud, marcan el futuro de la pediatría. Nos encontramos en un escenario inédito. Mientras la tasa de natalidad sigue descendiendo, el número absoluto de nacimientos en España está aumentando, impulsado principalmente por la inmigración. Sin embargo, la distribución de recursos sanitarios sigue anclada en un modelo que no se adapta a esta nueva realidad. La atención pediátrica debe reorganizarse para responder a estos cambios y garantizar la equidad en el acceso.

Este nuevo modelo será coste-efectivo si las familias participan activamente. Cada niño/a debe tener igualdad de acceso a un pediatra, y eso requiere reagrupar consultas en centros pediátricos. Faltan pediatras tanto en Atención Primaria como en hospitales. El problema es de la atención al niño en su conjunto.

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El informe sobre mortalidad infantil presentado en la Junta de la Asociación Española de Pediatría en diciembre de 2024 confirma que las desigualdades en el acceso a pediatras impactan directamente en la mortalidad infantil. En los últimos dos años, esta ha crecido, también en la Región de Murcia, y las proyecciones del INE anticipan un agravamiento de la situación.

Audacia en la gestión sanitaria. Reagrupar a los pediatras y redefinir la organización de los servicios requiere audacia e ilustración en la gestión sanitaria. Es necesario planificar estrategias a medio y largo plazo que vayan más allá de los parches coyunturales. Si seguimos aplicando soluciones cortoplacistas, la escasez de pediatras se convertirá en un problema crónico que afectará la salud de generaciones futuras.

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Además, el reto no es solo organizativo, sino también comunicativo. Es fundamental explicar a la ciudadanía la importancia de este cambio, disipando miedos y resistencias. La sociedad debe comprender que un modelo mejor estructurado garantizará una atención más equitativa, no un recorte en los servicios.

En Ballena Azul, proponemos una transición hacia un modelo de municipalización parcial de la Atención Primaria, acercando los servicios a la infancia y permitiendo una mayor integración con los recursos comunitarios. La descentralización y el trabajo conjunto con los municipios podrían aliviar la presión sobre los hospitales y garantizar que cada niño tenga acceso a un pediatra en el momento oportuno. Pilotar experiencias en un área o zonas básicas de salud en colaboración con algún municipio se hace más que necesario. La administración municipal es la más cercana y eficiente para implementar si se dotan de recursos estos cambios con rapidez y eficacia.

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El tiempo apremia. No podemos permitirnos demoras en esta transformación. La mortalidad infantil está aumentando en España, y las proyecciones del INE no son alentadoras. No es casualidad. La falta de acceso oportuno a atención pediátrica de calidad influye en estos indicadores. Un país que retrocede en la protección de la infancia está fallando en su deber más fundamental.

La buena noticia es que la solución está en nuestras manos. La pediatría es la puerta de entrada a la salud de toda la población. Un cambio de modelo en este ámbito puede sentar las bases de una sanidad más equitativa y eficiente para todos. Pero para ello, necesitamos determinación política, planificación rigurosa y el compromiso de todos los agentes implicados.

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Cada niño cuenta. Cada latido importa. Es momento de actuar.

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