Hace unos días, cuando concluía el cuatrimestre y la asignatura Literatura española siglo XX tocaba a su fin, al explicarles a mis alumnos el contexto histórico, social, cultural y económico de los sesenta, aquella década prodigiosa que trajo consigo no sólo el turismo y una ... cierta prosperidad gracias a ministros preparados en universidades extranjeras, aunque fieles al Régimen, sino también la aparición de obras que marcarían toda una época, como 'Cinco horas con Mario' (Miguel Delibes), 'Señas de identidad' (Juan Goytisolo) y 'Últimas tardes con Teresa' (Juan Marsé), todas ellas publicadas en 1966, salió a relucir, como de pasada, el nombre de El Lute, el delincuente más conocido de ese tiempo que ocupó las portadas de los periódicos más relevantes y abrió los informativos de radio y televisión: «De nuevo, se ha escapado El Lute», informaban, no ya como algo excepcional, sino como una especie de costumbre que se había convertido en un juego que, después de todo, no preocupaba demasiado al franquismo, que veía así, junto con el fútbol y los toros, una manera de entretener al personal y que no se metiera en política.
Publicidad
Nadie sabía en clase quién había sido El Lute. «¿El Lute, El Lute?», que cayó, en numerosas ocasiones, en manos de la temida Guardia Civil de entonces, que se retrataba para la prensa junto al delincuente como si fuera un trofeo de caza. Fue el ladrón más buscado y temido en España, aunque tenía cara de mártir y de haber sufrido lo suyo. No en vano, Eleuterio Sánchez, alias 'El Lute', había nacido en la primavera de 1942, en una chabola del barrio de Pizarrales, que era por entonces una zona marginal de Salamanca. El día que vino al mundo su padre no estuvo presente porque cumplía condena en la cárcel, en tanto que la madre, sordomuda de nacimiento, llevaba de la mejor manera posible los dolores del parto. Era de origen 'merchero', es decir, un 'quinqui' en el buen sentido de la palabra. Porque los mercheros era gente nómada que se dedicaba, por lo general, a la quincallería, como el padre del torero Juan Belmonte, según cuenta en su libro, dedicado al diestro, el periodista Chaves Nogales. Lo de 'quinqui' como sinónimo de ladrón vino años después.
Con esos orígenes, el zagal estaba condenado de antemano a ser lo que fue. Después de unos cuantos robos sin importancia –aunque las gallinas, en la España del hambre, se cotizaban a precio de oro– para aplacar el ruido de las tripas, en mayo de 1965, El Lute se metió en un buen lío que sería el principio de todo su largo calvario: durante un asalto a mano armada de una famosa joyería madrileña, fue asesinado el vigilante de seguridad del establecimiento. Eleuterio Sánchez fue declarado culpable –tampoco dispuso de un abogado decente que pusiera mucho empeño en lograr lo contrario, ni un proceso con las garantías necesarias– y, consiguientemente, condenado a pena de muerte que le fue conmutada por la cadena perpetua. Comenzaron sus fugas, como la de Nochevieja de 1970, saltando de un tren, y sus detenciones. Entre rejas logró aprobar la carrera de Derecho y, una vez en libertad, escribió varios libros y ejerció la profesión en el gabinete jurídico del profesor Tierno Galván.
La historia ha dado mucho de sí. Hasta el punto de que El Lute, que ahora tiene 82 años, se ha convertido en un personaje popular, mítico, y, hasta cierto punto, un tanto simpático, porque fue un ejemplo de superación y de reintegración a la sociedad civil. Su nombre –que ahora no conocen ni de oídas mis alumnos de la universidad– corrió de boca en boca, de romance en romance, de libro en libro, de película en película, hasta el punto de que el famoso grupo musical Bony M lo inmortalizó en una de sus más famosas canciones. El 'Bin Laden sin turbante y con caspa del tardofranquismo' –así lo llamó un periodista andaluz– pasó de ser el Enemigo Público Número Uno en España al disco más vendido en todo el mundo.
Infórmate con LA VERDAD: 1 año x 29,95€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
El pueblo de Castilla y León que se congela a 7,1 grados bajo cero
El Norte de Castilla
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.