Foto. «A las barricadas, a las barricadas», entonaba el correlindes (saltimbanqui de cuatro partidos, de momento) que le calienta la oreja a Antelo Antelini mientras se atusaba su cabello de reciente generación. «Por el triunfo de la confederación», le complementaba la experta en ... sansiroladas a la que en el partido voxero, camino de partido 'voxonaro', confunden con una jefa de prensa. Al fondo, muy al fondo, al lado de los ujieres -qué nivel le han puesto por favor-, un histórico presidente de la Región como Alberto Garre, arrinconado e ignorado por antelos y abascales, se limitaba a mirar circunspecto y a ¿aplaudir? (yo no lo ví hacerlo) las intervenciones de su todavía líder. Al final, por el triunfo de la 'confederación' los diputados de Vox votaron junto a los comunistas y podemitas de María Marín y a los socialistas de Pepe Vélez. Juntos, revueltos y 'confederados'. Si Blas Piñar, ancestro político de Santiago Abascal, levantara la cabeza… Una foto que mucho me temo va a ser muy difícil de digerir para el votante murciano. «Para eso no les voté», me vuelve a insistir mi vecina mientras bajamos en el ascensor.

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Fallida. Hay que reconocer que el discurso que le elaboró a Antelo su viceportavoz Rubén Martínez Alpañez, hijo político del fallecido José Luis Mendoza y la mano que mece la cuna en el grupo parlamentario verdoso, se tradujo en una intervención pausada, con contenido punzante dentro de un buen tono general. Vox quería que la investidura resultara fallida y alcanzó su objetivo aunque con el coste de ponerse la misma camiseta que las izquierdas. Tuvo Antelo, bajo la pluma de Rubén, momentos de mano tendida y mantuvo Antelo, bajo la inspiración de Alpañez, su condición 'sine qua non' de que en esa mano tendida deben entrar sillones del futuro gobierno. La madre del cordero, ya te digo. Encontró, sin embargo, el antiguo ala pivot del UCAM, un error claro, palpable y evidente que ni López Miras ni el portavoz popular Quino Segado supieron aprovechar. Reprochó a Miras que había gobernado con el apoyo tres «expulsados y tránsfugas» y que con tal precedente era imposible tener confianza en las ofertas populares. Lo que no dijo o más bien se guardó de decir, Antelo Antelini es que los Liarte y Cía le ganaron el pulso en los tribunales, por lo que lo de «expulsados y tránsfugas» ya no cuela, máxime cuando en las sentencias de su señoría, a las que ha tenido acceso quien esto suscribe, se habla de «conculcaciones de principios democráticos», se estima la reclamación de los demandantes e incluso el juez llega a anular las primarias que ganó Antelo por hallarlas «fraudulentas». Consejos vendo que para mi no tengo, don José Ángel. A los debates se va leído y documentado, don Fernando y don Joaquín.

Negociaciones. Lo cierto es que lo bueno viene ahora. Van a negociar en este finde caluroso y electoral. «Día y hora» se emplazaban unos a otros como si fueran vaqueros de una peli del 'Far West'. Vox quiere consejerías. Y tiene un objetivo que le ha marcado su mecenas económico e ideológico, el brillante empresario murciano que en su día presidió una de las constructoras mas importantes de este país: Agricultura y Medio Ambiente (Mar Menor). Pero esas son 'áreas sagradas' para el PP, que si las cediese podría firmar una especie de suicidio político sobre todo en el Campo de Cartagena. Los populares tendrán que buscar otras alternativas. Es decir, alternativas secundarias de cierto nivel. Y ahí aparecen como 'fórmulas compensatorias' la figura del senador autonómico y empresas públicas o semipúblicas como el Info (otra joya de la corona difícil de ceder), Autoridad Portuaria, Esamur, RTRM, ente considerado como un chiringuito como la Fundación Integra o Avalam, empresa semipública que necesita, según los voxeros, transparencia y seguimiento.

Vélez. El debate de ayer era tan previsible que hubo que aspirar a que la oposición lo animase. Vélez y Marín coincidieron al tildar de pantomima el primer asalto de la investidura. Marín tuvo la ocurrencia de hablar del candidato «López Antelo», lo que no le sentó nada bien al lorquino de La Arboleja. Vélez defendió su camiseta. Pero tuvo dos errores: nombrar a la 'bicha' (Teresa Ribera) y descalificar las nuevas elecciones en dos mesas de Ceutí cuando se hacen por decisión de la Justicia. Además, amigo Pepe, hazme caso. Ni Sonia Almela ni el partido en Ceutí son socialistas. Ni 'sanchistas'. Son 'hurtadistas'. Y como les conocí cerezo, no les rezo.

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