Presión. Esto de cumplir años y peinar canas tiene su aquel, no te creas. Pasan, corren los años que es una barbaridad, 'tempus fugit', y llegan las peplas y los alifafes. Ocurre que como en el fondo soy un romántico, sigo empeñado en veranear en ... Mazarrón. Últimamente había combinado algunos agostos con el Mar Menor, pero la verdad es que este año no me apetecía bañarme rodeado de inmensas y gelatinosas medusas huevo. Algún día solucionaremos definitivamente el ecocidio, pero a ver quién es el guapo, o la guapa, que soluciona el economicidio. Así que en Mazarrón, con su tráfico agobiante, sus colas 'López Miras' (mas de quince años prometiendo y no haciendo un acceso decente a la autovía), sus chiringuitos capados de conciertos en directo gracias a una demarcación de Costas cuyo responsable prefiero ignorar y su presión asistencial sanitaria insufrible para una población que en estos meses se multiplica por diez.

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El caso es que volviendo a lo de la edad, las peplas y los alifafes, te cuento, el otro día me vi precisado de acudir al centro de salud del Puerto por un fallo en las bielas. Yo ya presumía que hay una tropa de sanitarios, médicos, enfermeras, camilleros y demás personal que andan esperando, con gozo reprimido, a que te de un tarantán para ponerte bajo su mandato y, eso sí, cuidarte con esmero. Lo que no me podía esperar, ni siquiera suponer, es que el triaje de mi afección me lo hiciera el segurata de la puerta con aspecto inmisericorde.

Triaje. «A la cola, que tiene usted setenta y cuatro por delante. Si su afección es importante o no ya lo decidirá el médico cuando le toque, dentro de cuatro o cinco horas. A la cola les digo», nos voceaba casi en la oreja al padre de mi santa con más cien años y una otitis aguda a cuestas, a mi santa y a mí con el afán desmedido de un monaguillo al que le han dicho que diga la homilía.

Así que, como no era cosa de discutir ni de pedirle al 'mushaso' que acreditara conocimientos de enfermería, opté, antes de que me diera un jamacuco, por abandonar la plaza pública donde languidecen, languidecemos, decenas de desplazados cada día. La presión asistencial en este Mazarrón dejado de la mano de López Miras, ya te digo, es insufrible. Así que opté por la segunda opción, el seguro de Asisa que me sale por un riñón. Mi gozo en un pozo, Benito de mi vida. Resulta que la clínica concertada estaba cerrada y de puente. Asiseros a la fuga. Así que no me quedó más remedio que coger el coche y llevarme al de la otitis, mi centenario suegro, y al de las bielas, un servidor, al nuevo Hospital del Guadalentín que,a falta de ser inaugurado, ya está en funcionamiento en la urbanización Camposol, a diez minutos de Mazarrón.

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De las instalaciones, Da Vinci incluido, te hablaré otro día, no me vayas a confundir este alegato con un publirreportaje. Te resumiré diciendo que los problemas fueron resueltos en cero coma. Así que, en resumidas cuentas, como yo procuro no juzgar, te doy mi opinión y tú concluyes lo que te dé la gana. A mí me importa un bledo, me la refanfinfla que diría el ilustrado Pablo Iglesias, que la gestión sanitaria sea pública, privada, concertada o mediopensionista. Lo que interesa a mí y a los 74 paganos que hacíamos cola bananera el otro día es que funcione. También en el Puerto de Mazarrón. De todas formas, el político mediocre siempre piensa que en cuatro días se ha acabado el verano y que al año que viene Dios y la paciencia de los veraneantes dirán. Y así nos va, claro. Jodidos, pero acostumbrados que diría Fontanarrosa.

Búho. Te escribo de madrugada. Que Eva, la sexta nieta que Dios me ha concedido este verano, nos ha salido cantarina. Y le da a la neonata por emular a la divina María Callas antes de que nos cante el gallo. Con el caletre despejado y los ojos de búho me pongo a preparar la entrevista con el coronel Baños que hice anoche. Geoestratego de referencia, especialista en espionajes y coronel de dilata trayectoria militar. Advierte este escritor, conferenciante y tertuliano, que el mundo que conocíamos está cambiando, que mientras que Occidente se ralentiza, China se acelera en tecnología e inteligencia artificial. Las guerras venideras se harán más con influencias económicas que con los medios tradicionales bélicos. Nos están lanzando a otro mundo y apenas nos damos cuenta. Las guerras de los datos y de la desinformación. Interesante la charla con el coronel Baños. Como iluminadora fue la que mantuve en 'Mares de Papel' con Irene Villa, un ser de luz que ha venido a iluminarnos nuestras vidas. Otros apuestan por el chimpún, chimpún; Ginés Campillo, al que si algo se le puede reprochar es que haya bajado su listón reivindicativo, lo hace por ciclos culturales de calidad y sin pasar por taquilla. En el valor está la diferencia.

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Coda: Lo prometido es deuda. Miguel Ángel Revilla me mandó un paquete con una decena de tomates cultivados en su 'huertuca'. Exquisitos. Un manjar. Doy fe, presidente.

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