El patio de Monipodio
Las cuatro esquinas ·
En esta España cercada por los escándalos, Saura no se siente afectado por el informe UCO y Vélez está convencido de que la Audiencia le salvará de la dimisiónLas cuatro esquinas ·
En esta España cercada por los escándalos, Saura no se siente afectado por el informe UCO y Vélez está convencido de que la Audiencia le salvará de la dimisiónPanorama. Así estamos y así contamos. Un presidente de gobierno, Su Sanchidad, manteniéndose no por su fortaleza sino por su debilidad. Sus compiyoguis que le sostienen, puigdemones, oteguis y rufianes, lo prefieren débil porque así le trincan más, tú ya me entiendes. Un Gobierno ... atrincherado ante la marejada corrupta que se le viene encima. Jueces invadidos, periodistas censurados, medios de comunicación divididos en dos bandos, los paniaguados y los perseguidos. Empresarios cabreados, sindicatos resistiéndose al bozal. Así estamos y así contamos. Begoña, cercada por la justicia, Ábalos, otro lugarteniente de Sánchez, camino del Tribunal Supremo. Hablando poco y callando, amenaza, mucho. Su compadre Koldo encabezando tramas y guardando, dicen, maletas venezolanas. Víctor Aldama, el perejil de todas estas salsas, sin aclarar desde la trena la veces que se reunió en Moncloa con el 'uno' y con la 'dos' y, sobre todo, para qué lo hizo. La presidenta del Congreso, salpicada por la compra de las mascarillas, más carillas. El fiscal general del Estado, imputado, acorralado y deslizando en la tele que tiene 'informaciones comprometidas' de tirios y troyanos, es decir de los de un lado y los del otro. El exministro Escrivá ocupando un sillón que nunca debería ocupar un exministro, la presidencia del Banco de España. Hasta la que parecía impoluta, es decir, la emergente Nadia Calvino, aparece salpicada por el informe de la UCO. En este país, asamos y pringamos. Así estamos y así contamos, ya te digo. Si don Miguel de Cervantes y Saavedra viviera en estos tiempos tan ajetreados, no le faltarían rinconetes, cortadillos, buscones y guzmanes para describir magistralmente este otro Patio de Monipodio, aquella cofradía cervantina de ladrones y tunantes.
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Tropa. A todo esto es normal que la ministra portavoz mienta más de lo que tiene que mentir, que Tezanos invente más de lo que se le permite inventar, que ministros y diputados socialistas se remitan a los tiempos de Viriato para entrar en ese 'y tú más' que tanto cabrea al ciudadano medio. Que a Feijóo se le haya caído el carisma al mismo tiempo que se ha quitado las gafas. Que a Tellado se le vaya la fuerza por la boca dando más gritos que argumentos. Que Ayuso empiece el abecedario sanchista por la 'B'. Que Abascal se entretenga con el modelo Meloni mientras que su joven portavoz, Pepa Rodríguez, equipare el 'clan Moncloa' con la 'mafia calabresa'. Que Patxi se escude en la estrategia del desprecio. Que Yolanda navegue entre la cal y la arena. Y que Belarra dispare ráfagas críticas a troche y moche. «Puigdemont el que no vote», cantan los ujieres de las Cortes, cansados de tanto desatino. Ni Romanones en sus buenos tiempos. ¡Joder con la tropa!, don Álvaro.
Saura. Y a todo esto qué pasa en Murcia, me inquiere mi enano infiltrado, ese pequeño y jodío tribulete que en todas partes se mete. Como se ha pasado unos cuantos días disimulado entre cortinas y despachos en la calle Princesa, sede principal socialista, me cuenta y te cuento. Vayamos por partes. En cuanto se enteró de que Pedro Saura aparecía de refilón en el informe de la UCO sobre el 'caso Koldo', fue el muy ladino reportero y le puso un cable al de Torre Pacheco. La respuesta de Pedro no se hizo esperar: «Todo es falso e inconsistente. Conversaciones entre ellos que no se corresponden con la realidad». En resumen, que esa alusión en el informe le preocupa a Pedro Saura menos que un arañazo en el meñique. A Joaquín Segado le ha faltado tiempo para disponer una ofensiva parlamentaria en la Asamblea, pero todo parece indicar que pincha en hueso el cartagenero. Es más, en la calle Ferraz se piensa, y se sabe de buena tinta, que Saura –la principal misión de un secretario de Estado es velar por la institución– fue quien puso en aviso a Moncloa de los tortuosos caminos por los que transitaba el ministro. Y Sánchez premió su lealtad con la presidencia de Paradores Nacionales, todo un Eldorado político. Bien es verdad que ahora lo tiene mucho más complicado al frente de un Correos desvalijado que le han dejado en herencia. Aunque está convencido de que lo sacará adelante.
Vélez. Y por último está Pepe Vélez. El secretario general parece encaminado al juicio oral, a un paso de sentarse en el banquillo por el 'caso Feria del Arroz', lo que, según el código ético del pesoe que estos días circula por las sedes del pesoe, le obligaría a dimitir en el preciso momento de publicarse el auto. O en su defecto, destituido. A Vélez ni le pasa por la cabeza. «Lo haría en conciencia con auto y sin auto, pero es que aquí no hay nada de nada. Todo se hizo correctamente y en beneficio de las arcas municipales», nos cuenta convencido de que la Audiencia Provincial respaldará 'de la a a la zeta' el recurso elaborado por sus abogados. «El día que el juez consulte a un perito taurino, se acaba el caso», comentan en Princesa fuentes allegadas a Jordi Arce, el otro implicado en esta denuncia por prevaricación y malversación. Pero como en política abundan los 'bordesicos', apunta esta lista de posibles que anda circulando en mentideros socialistas: Mario Cervera, Juan Jesús Moreno, Paco Lucas y Diego Jota Mateos. El congreso regional, aviso, no llegará hasta marzo. Vélez es querido y respetado en su partido. Y el que no lo quiere ni lo respeta, lo teme.
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