Dos. Todo Titanic, tú ya lo sabes, tiene su iceberg. Pero cuando son dos, son dos. La DANA criminal de Valencia (también de Castilla-La Mancha, donde igualmente ha habido muertos y algunos de ellos además murcianos, por si no lo sabías) tiene dos ... actores responsables, Sánchez y Mazón, Mazón y Sánchez. Uno por sus ausencias. Otro por sus reticencias. Aunque toda tropa de taquígrafos de La Moncloa, es decir, la cuchipandi de los Ferreras, Inchaurrondos, Maestres, Escolares, Marañas, Fortes y Cía se afanen en sacar de la ecuación al jefe Sánchez y a la vice Ribera, aquí la responsabilidad es mucha y está repartida. En una catástrofe como la vivida en Valencia se pueden aceptar los fallos humanos, no así los fallos de humanidad. Esa frase («Si necesitan mas recursos, que los pidan») perseguirá a Su Sanchidad todavía mucho más que las visitas de su santa al juzgado, su huida acongojado en Paiporta, las cuentas fiscales de su hermano en Portugal o el banquillo de quien fuera su número dos en el partido y en el Gobierno. De modo que, aunque la maquinaria monclovita te siga martilleando mañana, tarde y noche, la verdad es la verdad. La diga Agamenón o la diga su porquero. Esta desgraciada historia tiene dos firmantes en origen, Mazón y Sanchez. Este contreras si se entera.
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Discurso. Claro que Mazón, el 'hermano de agua' de nuestro panochari, también contribuye con su falta de tino y de recorrido político. El discurso del 'molt honorable' presidente valenciano, que ayer me chupé de cabo a rabo, adoleció de dos cuestiones esenciales en un momento crucial como el que vivimos: la autocrítica y la empatía con las víctimas. En ambas cuestiones, Mazón se quedó corto. Muy corto. Imperdonable cuando el propio Feijóo se había encargado de la previa anticipando lo que luego no se produjo. Además, las doscientas y pico victimas merecían mayor compasión, comprensión, condolencia y pesar en la intervención de su 'president'. Imagen de un hombre derrotado, hundido, haciendo un ímprobo esfuerzo en aparentar todo lo contrario. Y en esas circunstancias hablar de recuperación, de impulso, de restablecimiento, de restauración es poco convincente. Es verdad que queda mucho por investigar sobre el barranco del Poyo, el barranco asesino (cuyo cauce sobrevenido el propio Mazón llegó a comparar con las crecidas del Nilo) sobre el que penden obras inacabadas que el Gobierno central no ha hecho desde que Zapatero se cargó el Plan Hidrológico de Aznar. Es verdad que las actuaciones de la Delegación del Gobierno y de la propia Confederación Hidrográfica del Júcar dejaron bastante que desear. Es verdad que Sánchez debió decretar el estado de emergencia y haber enviado a ejército, bomberos y especialistas en cero coma. Pero también es cierto que Mazón lo debió pedir. Y ayer no dio explicaciones. Como tampoco las dio sobre su dilatada comida con una periodista y el retraso a la hora de incorporarse al comité de emergencias. Además de lucir corbata negra, lo de ayer se merecía más sinceridad, más autocrítica y, te insisto, más empatía con las víctimas y sus familias.
Investigación. En lo que sí acertó Mazón fue en anticiparse lo que sabía, a ciencia cierta, que otros iban a solicitar: una comisión de investigación en Les Corts valencianas con dardo envenado hacia Sánchez al pedir, también, otra comisión de investigación paralela en el Congreso de los Diputados. Cada perro con su hueso.
¿Y ahora qué?, te preguntarás. A mí la intervención de ayer me da el tufillo de una dimisión en diferido. Aguanto mientras que pueda y luego ya negociaré una salida digna. Da la impresión de que Feijóo ya le ha dicho a Mazón que no va a ser el candidato en 2027. Que se las vaya apañando mientras tanto. De elecciones anticipadas no quieren ni hablar en la calle Génova. Las encuestas más recientes dan una bajada del PP y un ascenso de Vox. Los de Abascal pescan votos en este río revuelto. Al PSOE no le conviene este escenario porque necesita tiempo para recuperar espacio y opciones. Por eso a Sánchez se le ha ocurrido otra de las suyas. Que dimita Mazón, que proponga a otro candidato (se habla de la alcaldesa de Valencia, María José Catalá, y de la vicepresidenta Susana Camarero) y tendrá los votos socialistas. Una jugada envenenada que ya ofreció en su día Sánchez a Rajoy sabiendo como sabía que el gallego nunca iba a renunciar a su ego. Y así fue. Acuérdate de aquella tarde de güisquis con el escaño vacío tan solo ocupado por el bolso de Soraya.
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Panochari. Y, fíjate, como el refranero español es muy sabio, a nuestro panochari López Miras le debe haber sonado aquello de que 'cuando las barbas de tu vecino veas cortar, pon las tuyas a remojar' y le ha faltado tiempo para citar en San Esteban a expertos de la sociedad civil, ingenieros de caminos, para que vayan pidiendo al Gobierno central obras de presas de laminación y de control de las ramblas más peligrosas de la Región. «Hagan ustedes sus deberes, no vaya a ser que la próxima DANA no pase de largo, como ha hecho esta». La pelota en el otro tejado. Tú ya me entiendes.
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