Fábula.Te digo yo que en este país de puigdemones y rufianes, koldos, titos y bernis, compinches y goroños (a trincar, coño), aquellos que subimos y bajamos columnas vamos a tener que dejar el comentario político para empezar a darle a la fábula. Yo no ... si, en mi caso, tendré que socorrerme de Jean de La Fontaine o auxiliarme de Félix María de Samaniego. Eso de fabular no me negarás que es una actividad muy propia para esos diálogos de carmelitas que, 'for example', Su Sanchidad y sus socios separatistas se vienen articulando semana sí y semana también. Que si conciertos por aquí, que si cupos por allá. Que hoy no te apoyo si no me sueltas más guita. Que si mañana te amenazo si no vienes a Waterloo a hacerme un besapié. Joder con la tropa, que diría el gran Romanones.
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Y mientras tanto, el personal anda entre patidifuso, ojiplático y endemoniado con tanta tropelía, tanto desmán, tanto abuso y tanto atropello de aquellos que cobran millonadas de España por desintegrar España. Cosas veredes Sancho...
Y si puestos a fabular, amigo Sancho, que es cosa de inventar, de imaginar tramas y argumentos, concibiéramos un país donde hubiese un líder político con un par de recordones y un partido político dedicido a acabar de una puñetera vez por esta puñetera carcoma de ese separatismo parásito de rufianes, oteguis y puigdemones que estamos sufriendo y pagando (sobre todo los murcianos, jodidos pero acostumbrados a viajar en la cola).
Circunscripción. Resulta, además, que esta fábula no hay nada que inventar. Ya está inventado. La circunscripción única. Solo falta, en mi opinión, quién o quiénes tengan los redaños de llevar a la práctica la reforma electoral necesaria para que en España se vote por circunscripción única. Como en las elecciones europeas. El día que un voto de un blanqueño o unionense valga lo mismo que un señor de Portugalete o de Cornellá, a estos 'indepes' de chichinabo se les verán las costuras. Porque con menos votos, sacan mucho. Y lo que es peor, chantajean mucho más. Si por en medio se encuentran a un individuo como Pedro Sánchez, capaz de hipotecar hasta las lámparas de su despacho por seguir en el machito, apaga y vámonos. España sin cohesión territorial no es España. Es un juguete roto. A Feijóo, Miras, Ayuso y compañía se les llena la boca diciendo que en este país no pueden haber ciudadanos de primera y de segunda. Tienen razón. Pero precisamente por tenerla, empecemos por los votos. El de una señora de Almendralejo que compute exactamente igual que el de otra ciudadana de Ripoll. Tú ya me entiendes. Todos a una Fuenteovejuna. Si al final todo se convierte en un mercadillo en el que se deciden por unos pocos los intereses de todos, la cuestión es bien sencilla: participemos todos en igualdad de condiciones. Y salga el sol por Antequera. Todo el país convertido en una sola circunscripción para la elección de escaños. Para hacértelo fácil. Si se implementara una circunscripción única en las elecciones generales, los 350 escaños se distribuirían proporcionalmente según el total de votos que cada partido recolectase a nivel nacional. Sí, ya sé que Junts, EH Bildu, PNV o ERC pondrían el grito en el cielo. Pero acaso no lo estamos poniendo ahora los demás con tanto trapicheo y mercadería. Además, siempre les quedaría el recurso de integrar listas conjuntas. Y así nos enteraríamos todos, ya te digo, del auténtico alcance del separatismo en este país. No hay mejor referéndum. Si quieres caldo, tomate tres tazas.
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Miras. Hacen falta en este país políticos con altura de miras cuyo horizonte esté en las próximas generaciones y no en las próximas elecciones. La diferencia entre político y estadista que señalaba el maestro Churchill. No tengo muchas esperanzas porque unos y otros han tenido mayoría absoluta y ni se lo han planteado. Por ceguera, por ineptitud o por interés, vete tú a saber. Pero con todo lo que está pasando últimamente, PP y PSOE deberían hacérselo mirar antes de que acabemos descomponiéndonos en esa España confederada que ya empieza a vislumbrar Su Sanchidad y en la que, para no variar, los murcianos viajaríamos en el furgón de cola. Jodidos pero acostumbrados, ya te digo.
Ibarra. Decía el otro día, el expresidente extremeño Rodríguez Ibarra, otro histórico socialista que mea fuera del tiesto sanchista, que educación y sanidad son materias de deberían volver a administrarse desde el Estado. Competencias centralizadas para que no hayan, como ahora, diecisiete sistemas educativos, diecisiete programas de contenidos escolares o diecisiete modelos de gestiòn sanitaria. «La salud mía, la salud de mi hija o la salud de mi nieta me la tiene que garantizar el Estado. Estas atenciones vitales no pueden estar dependiendo de como le vaya a esta o a otra comunidad autónoma que es lo que se pretende con todo esto del cupo catalán contra el que estoy radicalmente en contra. No lo acepto. Tenemos que intentar que la sanidad y la educación vuelvan a depender del Gobierno central. Y si no le gusta a Ferraz, pues mala suerte. Me preocupa mi país». Ya ves. No todo el socialismo es sanchismo.
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