Menefreguismo. No se ponen de acuerdo. Tú fíjate. Pepé y Vox parecen haber entrado en un bucle que para muchos observadores solo puede acabar en una repetición de elecciones, para jodienda del personal que, en tal caso, tendría que acudir a las urnas tres ... veces en menos de cuatro meses. Te lo dicen desde uno y otro bando. La negociación es... que no hay negociación. En el pepé son incluso más gráficos : «Estamos esperando a que baje la inflamación». Parecen anclados, azules y verdosos, en aquel principio liberal francés que tan bien ejecutaba el inútil de Rajoy: 'Laissez faire, laissez passer, le monde va de lui meme'. Mejor estate quieto. No intervengas. Deja hacer, deja pasar que el mundo va solo. Que si el partido de la ultradanía quiere un acuerdo, ya vendrá. En cierto modo el pepé no engaña, Miras tampoco. Se pasaron toda la campaña y precampaña asegurando que, si ganaban en escaños a la suma de pesoe y podemos, intentarían gobernar en solitario. Y se han quedado a dos diputados de la mayoría absoluta. Situación muy similar a la de la madrileña Isabel Ayuso en las elecciones de 2021 cuando Vox no tuvo inconveniente en dejarla gobernar en solitario. ¿Por qué con Ayuso en Madrid, sí; y con Miras en Murcia, no? Se preguntan algunos.
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Tablero. Claro que, perdona que te diga, las cosas no siempre salen como se desea. Sobre todo cuando cambia el tablero. Y esta partida, que no te engañen, se juega en Madrid. Acuerdos pepé-Vox en Valencia y Baleares. Pequeños avances en Aragón. Y Extremadura y Murcia, otra vez Murcia, sobre la bocina. Los estrategas de la calle Génova, si es que hay estrategas en la calle Génova, van a dejar a Murcia hasta la 'foto finish' porque les interesan otros cortijos. Porque hasta ellos saben que los bloques centroderecha-izquierda en esta Región están tan distanciados que admiten lo que le echen. Y porque, no te lo pierdas, en Extremadura han chocado con una señora que ha pasado del anonimato al estrellato político en una semanas por tan solo aferrarse a la coherencia de su mensaje electoral. No voy a gobernar con Vox decía y dice María Guardiola que en el fondo, si lo analizas bien, no deja de ser un soplo de aire fresco para Feijóo de cara al 23-J. Se salga o no se salga con la suya, tú ya verás cómo la extremeña Guardiola tiene recorrido político nacional. Y si no, al tiempo.
Tercio. Por aquí anda la gente preguntándole a los antelos de turno por el devenir de las cosas. Y la última reflexión del ala-pívot, antes de mandar a Gestoso escribir cien veces en la pizarra de la sede 'Balsicas no es una pedanía de Murcia sino de Torre Pacheco', fue la de recurrir a las 'matemáticas de Estado' de Bendodo para calcular la siguiente regla de tres: «Si a los 21 diputados del pepé le sumamos los 9 nuestros, tenemos 30 diputados. Si nuestra fuerza parlamentaria es de un tercio, ese debe ser el baremo de las consejerías que nos corresponden: un tercio». Literal. Con un par. Antelo quiere sillones. Y si no hay sillones, nos vamos a elecciones. 'Porca' miseria...
Iluso de mí que creía que a estas alturas estarían hablando de cómo hacer confluir programas para velar por los intereses de los murcianos, pines parentales y violencia de género al margen. Me refiero a temas pegados al terreno. Vox quiere derogar la Ley del Mar Menor, pero hasta qué punto es negociable y cuántos puntos pueden ser salvables. La apertura de golas cómo, cuándo y bajo qué circunstancias. Articular una posición fuerte contra los planes 'trasvasicidas' de Teresa Ribera. Sacar a la Región de su aislamiento ferroviario. Estudiar una posición firme sobre la financiación autonómica que tanto cercena nuestro futuro. Abascales y antelos quieren eliminar/ controlar chiringuitos. Y ahí entran organismos públicos y semipúblicos como Administración Portuaria, Info, ICREF, Esamur, Avalam o incluso el Ente RTVMUR tan necesitado de un nuevo modelo de gestión audiovisual que acabe con despilfarros y bajas audiencias. Abascales y antelos quieren acabar con las sobreprimas que reciben empresarios y sindicatos de las arcas públicas y que rozan el millón de euros anuales. Y, fíjate que te digo, puede que en muchos de estos asuntos lleven razón o mucha parte de razón. El problema es que en vez de negociar programa están negociando sillón. Sillón, sillón y sillón. «Pues para eso no les he votado», refunfuña mi vecina del quinto mientras bajamos en el ascensor.
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Kiko. Como, te insisto, al final esta partida se juega en Madrid a ti que no te extrañe que en los últimos días de plazo aparezca por Murcia un ideólogo del universo Vox con vínculos murcianos y mando en plaza. Kiko Méndez Monasterio, hermano de la número uno al Congreso, Lourdes Méndez Monasterio. Es el artífice del acuerdo con Mazón en Valencia. Es el nuevo 'Negociator' de Vox que igual decide darse un garbeo por aquí si las cosas se acaban desmadrando.
Coda: Me dice el enano infiltrado que ha oído comentar que María Marín es la última interesada en que se repitan elecciones en la Región (quien se fue a Sumar, chiquilla perdió su silla) y que por ahí le podría surgir un inesperado aliado a un Lopez Miras a quien en la última votación le bastaría con tres abstenciones o ausencias. Todo sea por 'frenar a la ultraderecha'. ¿Raro? La política es el arte de lo imposible. Y ya sabes lo del Quijote: cosas veredes, Sancho...
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