Hace un par de años salió la noticia de que el actor francés Alain Delon había iniciado el trámite para que le aplicasen la eutanasia en Suiza. Era un 'fake'. Al parecer, el interesado en 'acabar' con Delon no fue el propio actor sino alguno ... de sus hijos, que sacó esa información a los medios, para ver si se animaba el asunto y luego el actor no podía negarse. Tenía prisa por heredar. Acaba de morir Delon de muerte natural, y sus hijos, en la esquela, han tenido que poner que «murió tranquilo en casa rodeado de su perro». El actor lo hubiese aprobado.

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Siempre existió, ya desde jovencísimo, esa ausencia de fe en la vida y los seres humanos dentro de la mirada de Delon, así que está bien que, al final, la misericordia cristiana se la ofreciese su mascota. En los ojos de un joven se puede contemplar en la distancia, proféticamente, lo que será el resto de su vida. Delon no cumplía años, iba huyendo de todo por etapas. Por eso el cine en el que siempre estuvo imponente fue el 'polar', el policíaco francés, en el que aunque hiciera de todo un inspector de policía siempre parecía el zorro al que persigue la jauría. Sobre todo bajo la dirección de José Giovanni, un macarra de los bajos fondos como lo fue también Delon, o del 'cowboy' fatalista Jean-Pierre Melville, una especie de Don Siegel europeo. Sin embargo, su película generacional (de una generación anterior a la mía, desde luego) fue 'La Piscina', del 69. No es extraño que todos los que recuerdan a Delon lo sitúen junto a la que fue el gran amor de su vida en la vida real, Romy Schneider, en aquella piscina que tiene algo hipnótico, con su luz azulada de fuego fatuo por la noche. Alguien ha señalado estos días que con Delon se va el último superviviente de los que nadaron en aquella piscina de la película de Jacques Deray, en los últimos días del verano de la mejor época 'chic' de la Costa Azul, cuando el tiempo empezaba ya a refrescar, el sueño de los 60 se terminaba y el mundo estaba a punto de cambiar dramáticamente. Las aguas tranquilas y aparentemente despreocupadas como metáfora de la desaparición.

Aquella piscina se ha tragado a todos.

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