Los que hablan de que es necesario un «gran reset» de la Humanidad, vivir con menos para una supuesta armonía con el Planeta, son como los jipis que partían un error garrafal: querer ser pobre no es acercarse a la naturaleza, porque todo en la ... naturaleza a lo que aspira precisamente es a pasarse con abundancia o, pero qué coño, con lujo. La naturaleza es hostil a los jipis que creen amarla, y tal vez por eso los que se lanzan a armonizarse con la naturaleza desaparecen con frecuencia sin dejar mayor rastro (como decía el gran Werner Herzog, si crees que un oso kodiak es tu amigo espera cerca a que escaseen las bayas en septiembre).
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La naturaleza querría ser rica y es por esencia capitalista: el lobo aspira a matar todo lo que se le ponga por delante, sin escatimar en gastos, al cerdo lo que más le gusta del mundo es estar límpio y perfumado, los árboles tienden a ocupar cada vez más espacio o las plantas trepadoras aspiran a treparlo todo. Lo de ir de buenrollistas con el colega Planeta, alimentarse únicamente de la luz del sol como algunos yoguis de la India o barrer los escalones antes de pisar no vaya a ser que se mate a una hormiga, como hace la secta jainita, es una fantasía puramente urbanita, extraña a la naturaleza, antitética al espíritu del Planeta. Querer vivir como cutres, racionados, conformados, sacándose unos a otros los piojos como hacen los chimpancés (en el mundo que querrían si hablaran, a los chimpancés lo que les gustaría es no tener piojos) es, como comunista, algo que ofende todas las leyes de la naturaleza. La naturaleza no quiere vivir con menos. A la naturaleza no le interesa vivir humildemente, es un invento de los falsos filántropos que quieren tener todo el dinero para que los demás no tengan nada.
El «gran reset» inventado por aquellos que nada quieren saber del Planeta pero manosean su nombre es todo menos natural. Los que creen que debemos parecernos al resto de animales porque a éstos no les ha afectado la lógica perversa del crecimiento infinito no saben de qué hablan. Observo a mi gato. Padece de visible ansiedad, porque debe intuir que eso le da «buen tono social» ya que le hace parecerse a su dueño (buen tono social en una sociedad de dos). No come pienso desde que descubrió que la comida fresca tiene más calidad. El pienso, que me lo coma yo. Es un gato, como el resto de animales, que instintivamente aspira a tener más. No le hables de decrecimiento. Quiere vivir por encima de mis posibilidades. Cualquier animal que haya probado lo bueno jamás se acostumbrará a lo peor. Si a un animal experto en rebuscar en cubos de basura le damos los medios para obtener exquisiteces, será un implacable crítico gastronómico.
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