Desajuste ocupacional en la Región: retos y oportunidades
El estudio del CESRM evidencia la importancia de una estrecha coordinación entre la educación y el mercado laboral
El mercado laboral se enfrenta a desafíos en cuanto a la correspondencia entre las cualificaciones de la fuerza laboral y las demandas de empleo. El ... último boletín trimestral de coyuntura económica y laboral del Consejo Económico y Social de la Región de Murcia (CESRM), publicado a mediados de diciembre, se hace eco de los desequilibrios ocupacionales en el mercado de trabajo murciano. A partir de una reciente investigación de Eurostat, la unidad estadística de la Unión Europea, que pone de relieve que los territorios con mayor participación de las ocupaciones de cualificación alta en el empleo suelen caracterizarse por la localización de la capital de un Estado miembro, el CESRM adopta la metodología empleada y la adapta para calcular en qué medida estas ocupaciones, definidas por un perfil directivo, técnico y profesional, tanto de tipo científico e intelectual como de apoyo, arraigan en la población ocupada murciana.
Los datos de la EPA, a partir de una serie que se inicia en 2013, muestran que la participación relativa de la Región de Murcia en este tipo de ocupaciones se sitúa por debajo de la de España en su conjunto. En el ámbito murciano, esta cuota se mueve en el intervalo 25-30%, alcanzando un 28,6% como promedio de los tres primeros trimestres de 2023. En el español, se supera el 33% a partir de 2019, subiendo a un 35,5% al final de la serie. Queda una brecha de casi siete puntos porcentuales que trasluce una de las debilidades del mercado de trabajo regional, lo que se agrava si se tiene en cuenta que España no destaca en el contexto europeo. Sólo Castilla-La Mancha y Canarias se encuentran en una posición peor que la murciana.
Como reverso, la Región destaca por el peso de las ocupaciones elementales, de tareas simples, rutinarias y repetitivas: una de cada cinco personas con empleo desempeña estas ocupaciones, mientras que en España esa cuota está en un 12-13% y Andalucía y Canarias, que van a continuación, se quedan en torno a un 15%. Además, el estudio permite conocer qué colectivos son más proclives a las ocupaciones elementales. Descuella su impacto en el empleo femenino, con un 53% de las mujeres ocupadas en empleos de bajo perfil en comparación con el 26,4% en el conjunto nacional, y entre las personas extranjeras, cuyos porcentajes apenas difieren de los señalados. Asimismo, entre los grupos más afectados se encuentran las personas asalariadas del sector privado, aquellas con contrato temporal y quienes trabajan en el sector primario.
El estudio indaga a su vez en el nivel de sobrecualificación de la mano de obra, calculado como la proporción de personas con estudios de educación terciaria que trabajan en ocupaciones para las que no se requiere este nivel. Como promedio de los últimos cuatro trimestres disponibles, los microdatos de la EPA apuntan a un 38,2% en la Región de Murcia, algo más de dos puntos porcentuales de diferencia respecto a España.
En síntesis, el informe revela una brecha notoria entre el empleo cualificado y las ocupaciones elementales en la Región de Murcia. Esta discrepancia denota una situación en la que un porcentaje considerable de la población trabajadora se encuentra en ocupaciones que no corresponden a las habilidades o cualificaciones adquiridas. Plantea, por tanto, cuestiones críticas sobre la alineación entre la educación, las habilidades impartidas y las necesidades del mercado laboral. El desajuste ocupacional no sólo afecta a la eficiencia del mercado laboral, sino que también puede tener implicaciones socioeconómicas, incluyendo una potencial pérdida de talento y una menor productividad de la economía.
Reconocer deficiencias es el primer paso para corregirlas. El desajuste referido también plantea oportunidades: la identificación de las brechas entre las habilidades disponibles y las demandadas ofrece una base sólida para implementar estrategias efectivas que puedan eliminar la desigualdad. El desafío radica en adaptar la oferta educativa para que sea más ágil y receptiva a las necesidades del mercado laboral. La promoción de la oferta profesional, el impulso de las políticas activas de empleo, la implementación de programas de orientación vocacional más efectivos y el fomento de la colaboración entre empresas y centros educativos, con la formación profesional dual como herramienta clave, pueden ser estrategias básicas para abordar la disparidad.
Es todo un reto superar estas debilidades. El estudio del CESRM sobre las cualificaciones y el desajuste ocupacional en la Región de Murcia evidencia la importancia de una estrecha coordinación entre la educación y el mercado laboral. Aborda la necesidad de una adaptación constante y una mayor flexibilidad de los sistemas educativos para garantizar que los trabajadores estén equipados con las habilidades necesarias para prosperar en un entorno laboral en constante evolución. Afrontar este reto exige esfuerzo y colaboración entre las instituciones educativas, las empresas, los agentes sociales y las distintas administraciones implicadas. Lamentablemente, no vivimos tiempos políticos propicios para la cooperación. Pero no nos podemos permitir dejar pasar este tren.
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