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Hace unos años iba en el coche escuchando la radio y me topé con una entrevista a un señor que había escrito un libro sobre psicópatas. Decía que en España había casi un millón de ellos. Me quedé parado pero enseguida reparé en que era ... cierto, la gente del común asocia exclusivamente el psicópata al asesino en serie, pero no, hay más, lo que algunos especialistas llaman subcriminales, tipos y tipas que no sienten empatía alguna por los demás y que persiguen sus fines sin escrúpulo alguno, pero que están suficientemente integrados o son suficientemente listos como para no acabar en la cárcel. Ese jefe hijo de puta que amarga la vida a todo el mundo, el cabeza o la cabeza de familia que machaca a los demás... hay muchos casos, miren, miren alrededor y los verán.
El psicópata integrado. El fin de semana pasado estuve en Jávea en un congreso que me gusta mucho, se llama Xábia Negra y allí tuve la suerte de asistir a la presentación del libro 'El psicópata integrado' de Vicente Garrido que les recomiendo mucho muchísimo. El bueno de Vicente contó cosas muy interesantes sobre el tema, de las que dan que pensar. Y se habló mucho del psicópata en política, tema que nos afecta a nivel mundial y nacional. La llegada del psicópata a la política comenzó en otro ámbito, el mundo empresarial. En los 80-90 las grandes corporaciones apostaron por directivos narcisistas, sin empatía, 'killers', gente sin escrúpulos que lograba grandes beneficios pero cuyas prácticas amorales, ilegales y sin control, llevaron al colapso de 2008 ante la crisis de prestigio de ciertas agencias y la aparición de burbujas financieras y/o inmobiliarias. ¿Ejemplo? Vean pelis como 'Wall Street' o 'El lobo de Wall Street'.
A la política. Aquello, lejos de frenar el fenómeno provocó algo que, si lo piensas, era lógico. ¿En qué ámbito de la actividad humana podía necesitarse a tipos sin escrúpulos, con capacidad de seducción, mediáticos, narcisistas y que no se paran ante nada ni ante nadie para conseguir los objetivos de su grupo o suyos mismos? Han acertado, en la política. Ahí apareció Steve Bannon y su forma de usar los medios, la mentira como herramienta política, el uso de las 'fake news', la difamación y el ataque despiadado al rival. Hace tres o cuatro años vi un documental sobre el narcisismo maligno de Trump. Y luego otros dos sobre Putin. Me acojoné. Les recuerdo que dos psicópatas, Hitler y Stalin, llevaron a la muerte a 55 millones de personas en la Segunda Guerra mundial. Ahí lo dejo. Al ver a estos dos eché un vistazo alrededor, pues me interesa la política, la sigo y conozco a bastantes políticos, muchos personalmente. Volví a acojonarme. El narcisismo desmedido, la persecución del fin sin importar los medios... Ahí estaban los comportamientos.
El psicópata en política. Y para despedirme les dejo una lista de conductas que deben vigilar para no votar a un psicópata. Protéjanse, protéjannos. En el excelente libro de Vicente Garrido se describe al psicópata integrado para defendernos de ellos en la vida, en la empresa y en la política. Los partidos no deberían presentar a tipos así. Tomen nota: el psicópata en política es un ser magnético con los medios y tiene una relación de amor odio con ellos, usa los poderes del Estado para apuntalar su poder, cuanto más débiles sean mejor para él. El psicópata estimula el culto a su personalidad, mantiene una actividad política muy arriesgada siempre, no puede mantener conversaciones coherentes y profundas, y divide al país en 'ciudadanos buenos' y 'ciudadanos malos'. El psicópata en política utiliza a sus subordinados para conseguir sus fines y, luego, los desecha, pone a sus seguidores más fanáticos en puestos clave, se rige por principios morales exclusivamente utilitaristas y usa el lenguaje de modo artero y perverso. Alienta teorías de la conspiración para justificar sus actuaciones antidemocráticas o sus fracasos, se enriquece de modo ilícito, ofrece soluciones simples a problemas complejos y no tiene amigos reales, sólo servidores. Muestra afecto superficial incluso a sus familiares, de los que exige sumisión y culto a su excelsa personalidad. Siguiendo estas pautas que nos marca Vicente Garrido podrán identificarlo/a en un candidato a presidente, alcalde o jefe de escalera. No los voten nunca. Y ya que nos ponemos, les dejo una pregunta en el aire: al leer la descripción del comportamiento del psicópata en política... ¿les ha venido algún nombre a la cabeza? Yo les confieso que a mí, sí. Ahí queda.
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