Dicen que el mejor malabarista de la historia ha sido Anthony Gatto con 11 récords del mundo, un disparate de zagal que era capaz de hacer malabares con 11 aros o 9 bolas u 8 mazas y mantenerlas en el aire durante más tiempo que ... nadie. Ahora se dedica al mundo de las reformas. Pedro Sánchez, en su huida hacia adelante, se ha ido metiendo en un ejercicio político de malabarismo que ni él mismo, el Gatto de la política española, podrá llevar a cabo. Ese lío en que se ha metido, digan lo que digan, no puede acabar bien de ninguna de las maneras y, aparte de ser perjudicial para la mayoría de los españoles, dejará como máximos perjudicados a Sánchez y su partido, que pasará muchos, pero que muchos años, sin ganar unas elecciones en España. De Murcia ni hablamos.

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Primera pista. El circo que se ha montado Sánchez, mejor dicho, que nos ha montado, comienza ya con una pista central jodida: el Congreso. Sánchez perdió las elecciones, es un hecho, pero la aritmética parlamentaria le daba para gobernar. A Feijóo no, por sus pactos con los ultras, que sigan ese camino, allá ellos. Pero vamos a lo del Circo Sánchez, la pista central es un escenario con 179 a favor de Sánchez y 171 a Feijóo. Es decir, un hemiciclo casi al 50%, donde el principal partido de la oposición es el que ha ganado las elecciones.

Segunda pista. La segunda pista es el Senado, donde el PP tiene nada menos que mayoría absoluta. Una pista hostil a la labor de nuestro malabarista que, además, hará todo lo posible por frenar su proyecto de amnistía, así como crear comisiones de investigación sobre las negociaciones 'secretas' en el extranjero que complican el 'número' de nuestro hombre. ¿Y el poder autonómico? Pues si observamos esa tercera pista, nada desdeñable, vemos que, en España, quien realmente tiene las competencias, quien realmente gobierna, son las autonomías y nos encontramos con que 13 de ellas están en poder de los populares. Esto es, el 75% del poder territorial ¡está en manos del PP!

La jaula de grillos. Utilizando la matemática, que no tiene truco, y el sentido común –que se perdió tiempo ha en nuestra política–, uno se puede hacer a la idea de que la posibilidad de gobierno de Sánchez se antojaba muy compleja. Y esa situación de desventaja ante el PP sólo podía ser paliada de una manera: pactando con 'to' Dios, y ahí vienen las pistas más complicadas de nuestro malabarista. Como dirían los forenses: vayamos por partes. Cuarta pista: pacto con Junts; ya sabíamos que Puigdemont iba a humillar a Sánchez y lo está humillando. Por si las exigencias de Cocomocho fueran ya de por sí el fin de las expectativas electores del PSOE para el futuro, encima hay que añadir que ERC y Junts se odian. Y compiten por 'sacar el pringue' a nuestro malabarista. Hemos visto cómo los pactos y los anuncios de estos con unos y otros le han complicado el escenario porque cuando concede algo a uno el otro le pide más, y así lo llevan por la calle de la amargura.

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La pista vasca. Por si el asunto de la pista catalana no es ya de imposible ejecución, Sánchez tiene en su quinta pista a otros dos que no se soportan y se contraprograman: Bildu y PNV. Con la espada de Damocles de las elecciones vascas donde si apoya a uno el otro se le va. Y ahora viene la sexta, no menos complicada: Sumar y Podemos están en guerra. Y Pablo Iglesias se quiere vengar. Insostenible. Puede que por ahí venga el fin de nuestro malabarista, ojo.

La económica. Pero si este más difícil todavía parece insalvable, vienen las exigencias económicas de los 'indepes', que le sacan 17.000 millones de napos y más cosas, que debe dar también a las demás comunidades. No le saldrán las cuentas. Otra complicación. En política exterior se ha metido con Israel, con Italia, con Argentina y hasta se encaró hecho 'un chuleta' con el tío que va a mandar en la UE. La pista europea se le ha complicado. Y para rematar la novena y la décima: el poder judicial no se somete y los poderes económicos, los del Ibex 35, andan horrorizados por la pérdida de seguridad jurídica. ¿Se puede hacer un buen número en diez pistas a la vez, todas hostiles? Ni siquiera Anthony Gatto sería capaz, por eso él se fue a las reformas. Pedro, comience a aprender gotelé.

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