Cuando uno tiene un problema en la vida y lo quiere solucionar, el primer paso es identificar y, sobre todo, reconocer que se tiene un problema. Si uno adopta la táctica del avestruz y lo niega, al final ese problema terminará por acabar contigo. En ... estos días de campaña electoral resulta clamoroso el silencio del PP y PSRM sobre el asunto del Mar Menor que no es sino una prueba inequívoca de que nuestro modelo económico comienza a dar síntomas alarmantes de agotamiento. Acaba de saltar la liebre con lo de Doñana: la sobreexplotación de regadíos por cultivos de alto rendimiento amenaza con finiquitar un espacio protegido y Moreno Bonilla, al igual que hizo Valcárcel hace 20 años, está a punto de dar un paso definitivo para cargarse un lugar único.
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El modelo en Murcia. Como nuestros gestores e, incluso, la oposición del PSRM de Vélez, se niegan a aceptar la realidad vamos camino del desastre. Puede gustar más, puede gustar menos, pero hemos desarrollado un modelo económico que depende de un recurso del que carecemos: el agua. Punto. Y eso no trae nada bueno. Dadas las especiales características del diseño político del Estado español, el uso partidista del tema del agua y el efecto demoledor del cambio climático, cada vez tenemos y vamos a tener menos agua. ¿Es culpa de alguien esto? Pues en principio, cuando llegó el trasvase hace más de 40 años, nadie hizo una planificación económica ni una ordenación del territorio con criterio. En principio, porque es que tampoco se sabía qué era eso. Los regadíos proliferaron aquí y allá y muchos agricultores lograron prosperar en base a su esfuerzo, su visión y su capacidad para la innovación y las más modernas técnicas de riego. Así, poco a poco, se fue generando un modelo económico que ahora, en el año 2023, da evidentes visos de agotamiento por dos factores: la falta de agua y el impacto ambiental.
Nuestra agricultura. ¿Es mala toda nuestra agricultura? Pues evidentemente no, ni la fruta de hueso, el arroz de Calasparra o el Guadalentín, causan los problemas que hay en el Mar Menor, pero la agricultura de altísimo rendimiento del Campo de Cartagena ha terminado por generar unos gravísimos problemas ecológicos. Aquello fue evolucionando y muchos de aquellos agricultores se convirtieron en arrendadores que obtienen pingües beneficios alquilando el terreno a grandes corporaciones de la agroindustria, muchas extranjeras, que están asolando nuestra laguna salada. Resulta paradójico que en plena campaña electoral ni PP ni PSRM hablen del modelo económico que tenemos, ni de los problemas que plantea, ni del reto que supone tener que orientarnos hacia otro tipo de gestión del territorio.
¿Por qué? Porque no tenemos agua y vamos a tener menos, porque hemos perdido las 20 banderas azules del Mar Menor y se ha ido al garete el turismo en la zona, porque la Justicia ha entrado en el tema (léase, por ejemplo, 'caso Topillo') y porque la UE, después del precedente de Doñana, tarde o temprano va a entrar y nos levantará en peso. Nos gastamos millonadas en retirar ova generada por el exceso de nitratos que no arrojamos los ciudadanos y esto se paga con dinero de todos. Volvemos al capitalismo de amiguetes: privatizar las ganancias y socializar las pérdidas. Esto no puede seguir así. Estamos a tiempo para, con dinero de la UE, cambiar el uso del suelo solo en una zona de nuestro territorio agrícola, el Campo de Cartagena. Nadie quiere arruinar a esos arrendadores, pero el Gobierno regional debe hacerles ver que tenemos que hacer una reconversión y que se les ayudará económicamente. Lo otro, lo que viene, es menos trasvase, la Justicia y la UE. Esto no es la primera vez que pasa: lo sufrió la Cartagena de los 90, el Mazarrón de la minería o la siderurgia en Vizcaya. A veces, sin querer, te metes en modelos económicos que no son ya viables y tienes que tener vista suficiente como para planificar un giro económico que en este caso sería financiado, sin duda, por la UE. No podemos ser el lugar donde algunos hipócritas de la UE, por ejemplo, alemanes, cultivan sus buenas lechugas o compran carne, dejándonos aquí los nitratos y los purines. Tenemos que mirar al sol, por el turismo y la energía solar. Reinventarnos, invertir en nuevas tecnologías y aprovechar los recursos que sí tenemos. ¿El agua? No padre, el sol y 320 días al año de buen tiempo. Eso sí es oro, y eso sí lo tenemos.
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