Las guerras y su impacto en las empresas
Sus efectos económicos van desde el aumento de los precios de la energía hasta la interrupción de las cadenas de suministro
La escalada bélica en Oriente Próximo y la guerra en Ucrania están poniendo a prueba, entre otras cosas, la capacidad de las empresas para adaptarse ... en un entorno de alta incertidumbre. Si la pandemia supuso una enorme convulsión económica y empresarial sin precedentes, le toman el relevo los conflictos bélicos en la frontera de Europa. Sus efectos económicos van desde el aumento de los precios de la energía hasta la interrupción de las cadenas de suministro, todo ello en un contexto de inflación y condiciones financieras restrictivas. Ante esta realidad, las empresas deben ser ágiles en sus estrategias para mitigar riesgos y capitalizar oportunidades.
Uno de los impactos más inmediatos ha sido el aumento de los precios de la energía. La guerra en Ucrania redujo drásticamente el suministro de gas y petróleo desde Rusia, generando un aumento de los costes energéticos. A partir de finales de 2023, el precio del barril de petróleo Brent se estabilizó en torno a los 80 dólares, pero con el nuevo conflicto entre Israel y sus países vecinos, el riesgo de disrupciones en el suministro desde el Golfo Pérsico, que representa cerca del 30% del petróleo mundial, podría hacer que los precios se disparen nuevamente. Esta volatilidad en los mercados energéticos afecta directamente a sectores como la industria, el transporte y la logística, que dependen en gran medida de los combustibles fósiles.
La inflación era una preocupación significativa desde el inicio de la guerra en Ucrania, y ha logrado controlarse por parte del BCE bajando desde el 10,1% en noviembre de 2022 hasta el 1,8% actual. Pero sin duda, el desenlace que pueda tener en las próximas semanas la guerra en Oriente Próximo podría provocar una cascada de subidas de precios, que harían repuntar este dato de inflación, y afectar a la capacidad de gasto de los hogares españoles. Esto provocaría un encarecimiento del acceso a financiación para las empresas, lo que les plantearía desafíos importantes a aquellas que necesitan financiación para mantener sus operaciones y expandirse.
Para mitigar estos efectos, las empresas deben adoptar estrategias centradas, entre otras cosas, en la eficiencia energética, la diversificación de proveedores y la protección de los ratios de solvencia financiera. Invertir en tecnologías que mejoren la eficiencia en el uso de energía es crucial, no solo desde un punto de vista medioambiental, sino también económico, al reducir la dependencia de los combustibles fósiles y estabilizar los costes operativos. Por otro lado, la diversificación geográfica de proveedores se vuelve imprescindible. Las empresas que dependen en exceso de mercados como Israel o Ucrania, o de otros cercanos a ellos o vinculados, están más expuestas a interrupciones en la cadena de suministro, como ha quedado demostrado en los últimos meses.
El comercio internacional también se ha visto seriamente afectado. España exportó unos 1.900 millones de euros a Israel en 2023, una caída del 11% respecto a 2022. Muchas de las empresas con operaciones en la región han tenido que reducir o suspender sus actividades debido a la inestabilidad. En este contexto, las empresas deben revisar sus cadenas de suministro y desarrollar estrategias de mitigación de riesgos, incluyendo la identificación de proveedores alternativos en regiones más estables y la creación de alianzas estratégicas que permitan flexibilidad en tiempos de crisis.
La gestión financiera también es clave en este nuevo entorno. Con tipos de interés elevados, actualmente en un 3,65% en la eurozona, las empresas deben ser cautelosas en el uso de deuda y adoptar enfoques financieros que les permitan adaptarse a posibles escenarios de alta volatilidad. Esto puede incluir la reestructuración de la deuda o la búsqueda de financiación a largo plazo con tipos de interés fijos, para protegerse contra posibles futuras subidas.
Además de las estrategias para mitigar los riesgos, es esencial que las empresas mantengan un enfoque proactivo en la gestión de riesgos geopolíticos. Implementar sistemas de monitorización de riesgos en tiempo real puede ayudar a las empresas a anticipar disrupciones y actuar rápidamente. Las decisiones basadas en datos actualizados y análisis de riesgos permiten a las empresas ser más ágiles y adaptarse con mayor facilidad a los cambios en el entorno global.
A pesar de los desafíos, estos conflictos también presentan oportunidades. Las empresas que operan en sectores menos afectados por la volatilidad geopolítica, como la tecnología o la salud, podrían encontrar nuevas oportunidades de expansión. Asimismo, sectores como el de defensa y seguridad, que han visto un aumento en la demanda debido a la creciente inestabilidad global, podrían beneficiarse en el corto y mediano plazo.
En este escenario, las empresas deben trabajar por ser más estratégicas, flexibles y rápidas para adaptarse a los cambios. La diversificación, la eficiencia energética, la capacidad de anticipación y una gestión rigurosa de los riesgos geopolíticos en el negocio van a ser herramientas estratégicas clave para navegar estos tiempos de volatilidad e incertidumbre.
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