El hombre blandengue

1984. TVE. Vestido de traje y corbata negra, camisa blanca, pelo lacio y flequillo a un lado, el entrevistador pregunta y El Fary habla: «El hombre blandengue... Ese hombre de la bolsa de la compra y el carrito del niño. [...] El hombre tiene que estar en su sitio y la mujer en el suyo, no cabe duda. [...] Ante otras cosas, creo que la mujer necesita ese pedazo de tío ahí. [...] Pero amigo mío, el hombre nunca debe blandear». Detestable, abominable, aborrecible, rancio, condenable, odioso, despreciable, infame... Tengo más adjetivos si hacen faltan para este machismo tremendo, feroz y desparpajado, pero ¿de qué se trata ahora, de ridiculizar a este señor removiendo su tumba y burlarse de él y de la casposidad de la época con aroma a Varón Dandy utilizando estas desafortunadas palabras para la nueva campaña del Ministerio de Igualdad que quiere destacar la gran evolución de nuestra sociedad mostrando a hombres construyendo una masculinidad más «comprometida, abierta y sana»? No lo entiendo ni lo comparto y además no sé qué pensaría ahora El Fary sobre los hombres y su papel en el mundo si pudiéramos preguntarle.

Desde el Gobierno aseguran que han contado con el permiso y la colaboración de la familia del cantante y no lo entiendo porque yo jamás daría el mío para unas declaraciones tan espantosas de mi padre –que, por cierto, cocina a diario y va al supermercado– que dieran pie a todo tipo de críticas de las que ya no podría ni defenderse ni rectificarlas. Pero menos mal que preguntaron a los familiares porque para la última campaña ministerial, la de 'El verano también es nuestro', que busca reivindicar que todos los cuerpos son válidos, utilizaron fotos sin licencia y hasta se atrevieron a borrar con Photoshop la pierna ortopédica de una de las modelos porque no les encajaba en el encuadre.

«Este ministerio habla también a los hombres cuando hacemos políticas feministas», asegura la ministra Montero. Mira qué bien, pero no nos mofemos de los que ya no están y se ganaron solitos sus castañas y critiquemos por ejemplo a los políticos en activo que para eso les pagamos.