Todo es el contexto. Imagina que las señoras que giran sobre sí mismas en la orilla del Mar Menor lo hicieran en un erial. Que repitieran esas rutinas prescritas por un geriatra pero en secano. Que también hubiera señores con sombrero de paja sentados en ... sillas de tela, niños que reptan y juegan a ser anfibios prehistóricos, padres que hincan el codo en la arena y se tuestan al sol. Todos entretenidos en estas tareas veraniegas pero en mitad de un páramo. Antes habrán clavado a conciencia sus sombrillas (porque aunque no haya agua sigue habiendo arena) y embadurnado todos los pliegues de sus cuerpos con crema solar. Consultarán dos o tres veces su teléfono móvil, lo dejarán sobre la toalla y directos al descampado. Caerían en quiebra entonces las empresas especializadas en experiencias de turismo espacial.
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Narcolepsia. Hay una universidad que alberga una Cátedra del Sueño patrocinada por una marca de colchones. El dueño de la empresa de colchones que paga los estudios que publica esa cátedra dice que donde mejor se duerme es sobre sus muelles. En los últimos meses, la venta de colchones de esta marca ha crecido un 32%. Solo hubo una partida defectuosa (unos 10.000). Lejos de reclamar este desperfecto, los usuarios de los colchones tarados cuentan que nunca antes habían experimentado sueños tan vívidos. Los felices soñadores coinciden en explicar que cada noche se citan con amigos y familiares que murieron hace tiempo. Al parecer no hay realidad virtual ni sesión de espiritismo que emule la experiencia. Ahora la empresa se afana en remedar el retorcimiento exacto de los muelles de aquella remesa de colchones malogrados y así abastecer una demanda enfebrecida que aspira a «tener una experiencia superior al psicoanálisis».
Soy fan de ti. La última novela de P. R. incluye en su última página un código QR que permite a sus lectores el acceso exclusivo a un chat con el autor. Por la compra de cada ejemplar se tiene derecho a tres consultas directas con el escritor, con un margen de 8 horas entre cada una y durante un periodo de caducidad de 3 meses. P. R. está obligado por contrato a responder a todas las cuestiones que su público le proponga. Por esa razón, en los últimos 6 meses no hace otra cosa que dar respuesta a las inquisiciones de A. R. Z., que compró 5.500 ejemplares y administra con elasticidad sus preguntas en un cálculo que estima que le llevará a estar en contacto con este escritor durante los próximos 16 meses. P. R. no soporta esta subordinación y se promete abandonar la prosa para retomar la poesía donde «el público será más ingenuo pero desde luego es menos tocapelotas (sic)».
Emic/etic. Hay en Papúa Nueva Guinea (todavía quedan empadronados 5 antropólogos) un lago tan profundo como extenso. En su fondo abisal aletea un pez cuya carne es más preciada que la que proviene de la ciudad japonesa de Kobe. Ahora que un resort con cabañas para turistas rodea el lago, los pescadores locales se afanan por capturar tantos kilos como quepan en sus redes para después venderlos al restaurante del complejo turístico. Ocurre que el proceso de pesca es algo aparatoso. Al quedar las redes a tanta profundidad, el motor que hace girar la turbina que eleva el cable de acero donde se enganchan las redes debe imprimir una potencia extraordinaria. Semejante aceleración somete a los peces a tal descompresión durante los primeros 150 metros de su ascenso que sus ojos estallan sin excepción. En la mitología de Papúa, un pez sin ojos es inaceptable, por lo que una vez capturados, los pescadores se apresuran en cubrir sus cuencas vacías. En el último año, han perfeccionado esta técnica, de modo que el vacío queda cubierto con una pasta verdosa vegetal, muy distinta del remate amaril lento que confería la cera de abeja que utilizaban la temporada anterior. El dueño del resort, obligado a justificar el cambio a aquellos turistas que repiten visita, sufre de una dolencia neurológica que le hace inventar en cada caso una explicación distinta sobre el cambio de color de los ojos de este pez. Los pescadores celebran esta confusión y ya preparan una pasta rojiza para la próxima temporada sin saber que el Ministerio de Lagos, Pesca y Turismo elabora un borrador donde, en un giro cultural sin precedentes, se promociona la imagen del ojo vaciado de este pez como distintivo y producto turístico de la zona.
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