El pasado mes de julio se publicó un trabajo bajo el amparo del Consejo Económico y Social de la Región de Murcia, que tuve la fortuna de coordinar, y que lleva el título 'Economía de plataformas. Dimensión y análisis del fenómeno rider en la Región ... de Murcia'. Se realizaron 143 encuestas y 15 entrevistas en profundidad a repartidores de bienes a domicilio ('riders'), que operan a través de plataformas de trabajo que intermedian entre proveedores de bienes y clientes, para lo que establecen una relación mercantil o laboral con el 'rider' como enlace para las tareas de reparto. En este trabajo, identificamos una serie de características que nos han permitido analizar este arquetipo propio de las relaciones laborales-digitales contemporáneas. En concreto, resultan relevantes los discursos que explican la interpretación y el uso que los repartidores hacen de los conceptos de flexibilidad y autonomía en el desempeño de su actividad; en ocasiones lo asimilan como una oportunidad laboral alejada de «tener un jefe directo», y otras veces indican una dependencia y subordinación con respecto a la empresa de plataformas, lo que nos aleja de aquella percepción de autonomía ('ser tu propio jefe'). Entre las conclusiones, manejamos el concepto de 'flexi-vulnerabilidad' entendida como un atributo propio del 'rider' que recogería la doble naturaleza de flexibilidad y vulnerabilidad que experimentarían las personas que trabajan en este ámbito digital.

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Del trabajo de campo llevado a cabo, se desprende que el colectivo de 'riders' en la Región de Murcia se presenta como un grupo altamente masculinizado, su media de edad está en los 30 años y se trata de un colectivo con formación media y alta, especialmente destaca la categoría de personas con estudios universitarios completos. Esto último resulta de especial interés, ya que nos habla de la temporalidad asociada a este tipo de actividad, que principalmente asumen perfiles sin cargas familiares, sin trabas para conciliar, y por tanto pueden ofrecer su tiempo (tanto efectivo de entrega de bienes como de espera hasta que reciben encargos) sin fraccionar, como estrategia laboral temporal. Al mismo tiempo, encontramos aquellos perfiles que afirman desempeñar esta tarea «por no encontrar otro trabajo», y coinciden en explicar esta alternativa como una posibilidad de obtener ingresos de manera casi inmediata, dejando claro que se trata de algo temporal.

En cuanto a su distribución según la modalidad laboral, un 66% (98 del total de 143 encuestados) lo desempeña como autónomo. Y aquí reside la ambigüedad de esta figura: desde hace años, tanto la lurisprudencia como en el caso español vía la llamada 'ley rider', se reconoce la naturaleza de falso autónomo del rider, ya que queda demostrada su dependencia y subordinación con respecto a la empresa que organiza, planifica, controla y, en su caso, incentiva/sanciona el desempeño de su actividad (es interesante atender a la doble supervisión que el rider experimenta; por parte de la empresa y del cliente final). Sin embargo, derivado de las encuestas y las entrevistas, entre las razones que esgrimen los entrevistados para escoger (o más bien aceptar; la mayoría de empresas sigue concretando relaciones mercantiles con sus «colaboradores» 'riders') la modalidad de trabajo por cuenta propia se encuentran la libertad, flexibilidad de horarios, poder organizar el tiempo de trabajo de manera autónoma. Y es aquí donde nos preguntamos por el significado y límites de esa flexibilidad y pretendida autonomía del rider autónomo: ¿eres realmente tu propio jefe?

Falsos autónomos fácilmente sustituibles que (en ocasiones) no perciben su necesaria consideración

La 'flexi-vulnerabilidad' surgiría entonces al identificar una disonancia entre aquellos discursos de 'riders' autónomos que se identifican en términos de libertad, autogestión y flexibilidad, frente a la naturaleza de esta actividad que desprende notas de dependencia y subordinación con respecto a la empresa, además de la posibilidad de describir esta fórmula de empleo como precaria. Incluso se han recogido discursos de quienes se solidarizan con las propias empresas de plataformas, mostrándose contrarios a la 'ley rider' y afirmando que este tipo de trabajo «está para quien pueda realizarlo y ganar así dinero fácil». Unas afirmaciones que muestran el carácter individualista ('homo economicus') de una propuesta de empleo digital que se fundamenta precisamente en la capacidad del individuo para atender demandas concretas, donde el asociacionismo o las prácticas sindicales quedan como experiencias anecdóticas. Y es aquí donde la empresa encuentra su mayor éxito: falsos autónomos fácilmente sustituibles que (en ocasiones) no perciben su necesaria consideración de asalariados en un contexto jurídico-normativo donde a la empresa (todavía) le sale a cuenta asumir sanciones y multas antes que acatar la 'ley rider'.

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