En todos los pueblos y ciudades de la Región hay lugares de referencia y punto de encuentro que conoce la población por su nombre propio y sirvieron a la comunidad local, a través de generaciones, hasta que los recientes ensanches urbanos les han hecho perder ... parte de su protagonismo anterior. En la Región de Murcia es más frecuente explicar a alguien la ubicación del lugar que se busca refiriéndonos a un punto de referencia que por el nombre de la calle, a veces incluso desconocido. Una esquina, una torre, una casa señorial, un templo, una confluencia de calles, un comercio antiguo, y sobre todo las farmacias, han servido, y aún sirven, a los miembros de la comunidad local para desenvolverse en la orientación urbana de cada lugar concreto, sobre todo a partir de los primeros años del pasado siglo, época en la que se generalizó la apertura de las boticas en toda la Región, y que ya era habitual desde la segunda mitad del s. XIX en las ciudades más populosas.

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Las antiguas farmacias, las de finales del s. XIX y comienzos del XX, que tanto juego dieron durante la anterior pandemia, ahora hace cien años, solían ubicarse en la planta baja del edificio donde vivía el farmacéutico titular de la misma, con su familia. Y es que en los pueblos pequeños, con solo un establecimiento de este tipo, el trabajo era de 24 horas, y en los lugares de mayor población, donde había varias boticas, las guardias eran más llevaderas (el lector recordará ejemplos varios de lo que afirmo). También aquellas farmacias estaban vinculadas a un negocio cercano de droguería.

La farmacia era entonces, además, refugio de ciertos colectivos en las noches frías y lluviosas del invierno, e incluso en las calurosas del estío. En la farmacia de guardia recababan el sereno y la pareja de la Guardia Civil que hacía la ronda. En su rebotica (o espacio interior que nunca faltaba, apartado al de atención al público), se organizaban tertulias que a veces fueron grupos de presión social o político, a las que solían asistir siempre las mismas personas y a las que en los pueblos no faltaban el cura, el maestro y personas de la cultura, la política local y la influencia social. La rebotica ha tenido un protagonismo especial en la literatura y pintura españolas.

Eran farmacias que 'olían'. Su presencia era intuida por su singular aroma, sin otro anuncio callejero que delatase su cercanía. Olían las farmacias a componentes de fórmulas magistrales de difícil identificación; como olían también (de forma diferente, claro está) los comercios de ultramarinos y coloniales, las tabernas y hasta las fraguas donde el herrero daba forma al metal en el fogón y el yunque.

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En la capital eran cuatro las farmacias que reunían las características a que me refiero, de las que únicamente permanece en su lugar original, y en activo (sin otras modificaciones que las exigidas por el paso del tiempo), la de Ruiz Seiquer, en la plaza de Esteve Mora (o de S. Bartolomé), desde 1886, con cuatro generaciones en su historia, y preparativos para la quinta.

Aunque muy transformadas, y en diferente lugar y nombre: la Farmacia Catalana, en el Plano de S. Francisco, originariamente de la familia barcelonesa de los Pons, que compró el exalcalde D. Domingo de la Villa, años después de establecerse en Murcia a partir de 1939. En la Pl. de Camachos 26, la desaparecida Farmacia Moreno, fundada por Juan Moreno López, de quien la heredó su hijo José Moreno Galvache, siendo su rebotica, en los años previos a la dictadura de Primo de Rivera, un centro de activismo político de mucha importancia. Finalmente la Farmacia Ayuso en la C. San Cristóbal, fundada por Enrique Ayuso Miró en 1908, cuya rebotica supo mucho del fútbol y la política local, así como de la fundación de la cofradía pasional del Stmo. Cristo de Refugio de la capital, y cuya ubicación urbana ha cambiado de lugar. Otras muchas farmacias de la época, en los pueblos y ciudades de la Región, quedan pendientes para posterior entrega.

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Cien años después, los farmacéuticos no solo siguen atendiendo las necesidades de la población en la pandemia que vivimos, como siempre lo hicieron, sino que ofrecen sus servicios a las autoridades sanitarias para prestaciones hasta ahora al margen de su cometido.

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