Extremos
DEMASIADO PERRO ·
Es hiriente que veamos a 'fenómenos' nacidos ya en democracia defender, sin complejos, tesis filofranquistas que hace 10 años nos hubieran horrorizadoMucha gente dice que la Historia es circular. Yo no estoy de acuerdo, pero sí que pienso que si uno lee, un poquito, y repasa lo ocurrido con anterioridad, puede aprender y no repetir los mismos errores una y otra vez. Y es curioso, amigos que, en esta era de la información accesible para todo el mundo, resurgen amnésicos de extrema derecha e izquierda que suscriben ideologías que no solo están desfasadas o resultan arcaizantes sino que han generado mucho dolor, hambre y muerte en este planeta.
Es muy fácil. Y no, no hace falta ser ingeniero aeronáutico para acceder a esa información que está al alcance de cualquiera. Solo hay que coger un libro y echar un vistazo y así aprendes que los totalitarismos de izquierda y derecha llevaron a Europa y al mundo a una bipolarización allá por los años 30 del siglo pasado que culminó con la friolera de nada menos que 60 millones de muertos. Y si un individuo, en pleno siglo XXI, sigue defendiendo aquellas ideologías que creíamos extintas, una de dos: o es un ignorante o peor, un loco. E increíblemente, hay gente que, hoy en día, retoma esas ideologías.
Los unos. La izquierda moderna ha de ser posibilista y no dedicarse como hace un sector de la izquierda dinosáurica a pedir cosas imposibles. Vivimos en una sociedad capitalista nos guste más o menos. Y es una realidad que el capitalismo ha generado mayores grados de bienestar que el comunismo. Nadie pasó del Berlín Oeste al Este, ni equivocándose, mientras que se contaban por miles los pobres ciudadanos de la RDA que se jugaban la vida por pasar a la RFA. Ahora, es cierto que el capitalismo salvaje, el que defienden los neoliberales, es un engendro sin alma que nos llevó al fiasco de 2010. Por eso, una izquierda moderada, responsable, debe saber moverse en este nuevo mundo y defender la existencia de controles que desde el Estado eviten las tropelías de la banca y las grandes multinacionales. Aquella sentencia totalmente demodé de «seamos realistas, pidamos lo imposible» quedaba de puta madre para echar algún que otro polvo en los bulevares de París en el 68, pero hoy es de ser inconsciente. A un gran sector de la población ni se le pasa por la cabeza votar a unos pirados que niegan que Stalin mató a más de 20 millones de personas, el genocidio de Pol Pot, los crímenes de la China comunista o el castrismo. O si no lo niegan, te salen con la máxima de siempre: «No, eso no era comunismo, era estalinismo o maoísmo, o lo que coño exista en la esquizo-comedia de Kim Yong-un y su familia». Pues no, queridos, era comunismo. Y venir a estas alturas con esas ideas no solo es falso, es hasta peligroso.
Los otros. Y ahora vienen los de la extrema derecha que se han pasado la semana señalando a periodistas –Rosa Roda–, a dibujantes –Puebla– o utilizando de manera irreverente una imagen religiosa como el Sagrado Corazón de Monteagudo, referente de una religión que dicen profesar pero que, evidentemente, no respetan. Es hiriente que veamos a 'fenómenos' nacidos ya en democracia defender, sin complejos, tesis filofranquistas que hace diez años nos hubieran horrorizado y que en países civilizados, como Alemania, serían delito. Que después de 40 años de dictadura y de la que liaron aquí Hitler o Musolini, tengamos que soportar a estos apologetas de la extrema derecha, es como para que la fiscalía comenzara a tomar medidas. Y para muestra, lo ocurrido en el Capitolio, un intento de golpe de Estado instigado por un presidente friki, la complicidad de gente de dentro para que entraran y, lo peor, ver a Isabel Franco, Rivera o Teodoro García intentando poner paños calientes.
Los de en medio. Y estos son los verdaderos culpables del ascenso de los extremos: PP y PSOE. No me cansaré de repetir que necesitamos un partido de centro izquierda con sentido de Estado y un partido de centro derecha moderado, europeo y moderno. Ni PSOE ni PP son eso. La extrema izquierda alimenta a la extrema derecha y viceversa, y esto nos lleva a una bipolarización que nos perjudica enormemente. Solo PP y PSOE podrían frenar esto desmarcándose de estas opciones extremas, criticando sus comportamientos totalitarios, defendiendo la moderación, la libertad de prensa, de hacer una caricatura, de escribir una columna. No lo hacen, no tienen pelotas. Recuerden que en los 30 del siglo XX los totalitarios de izquierda y derecha se comieron a los moderados por los pies. Deberían ir espabilando.
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