Educación emocional y pin parental
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La autogestión de las emociones no se puede enseñar en un contexto neutro, vaciado de todas las problemáticas que ideológicamente nos resulten molestasMAPAS SIN MUNDO ·
La autogestión de las emociones no se puede enseñar en un contexto neutro, vaciado de todas las problemáticas que ideológicamente nos resulten molestasEl Partido Popular ha presentado una moción en la Asamblea Regional en la que se propone la implantación y puesta en marcha de una asignatura ... denominada 'Educación emocional' en los centros educativos de Primaria y Secundaria de la Región de Murcia. Entre los argumentos ofrecidos por la diputada regional Inmaculada Lardín para justificar la implementación de esta materia se encuentran el hecho de que constituya «un factor primordial en la formación integral del alumno», así como la necesidad de poner a disposición de los alumnos herramientas para reducir los sentimientos negativos y destructivos, como el estrés, la violencia, la ansiedad, la desmotivación y el abandono escolar.
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La música de esta propuesta suena bien, muy bien. La adecuada autogestión de las emociones constituye una de las asignaturas pendientes del cada vez más complejo sistema educativo. Por lo general, los alumnos son tratados como meros y pasivos receptores de información, sin aportárseles apenas los instrumentos mínimos para su desarrollo personal. Si la adquisición de las competencias curriculares no va en paralelo con el crecimiento de la inteligencia emocional, lo que obtendremos será un amplio porcentaje de individuos frustrados, con unas potencialidades no detectadas por el sistema, y sin capacidad alguna para responder a las diferentes circunstancias vitales.
Ahora bien, lo que sorprende de esta iniciativa –destinada a facilitar el autoconocimiento de los alumnos y a evitar, de este modo, episodios de estrés, ansiedad o depresión– es que ha sido presentada por el mismo partido –el PP– que ha aceptado la activación del veto parental como el impuesto revolucionario a pagar por recibir el apoyo parlamentario de los tránsfugas de Vox. Que, de un lado, se defienda la pertinencia de una asignatura como 'Educación emocional' –desde el supuesto de que ayudará al alumno a afrontar los retos de la vida diaria y «a conseguir un bienestar personal y social del individuo»–, y, de otro, se apoye la implantación del veto parental –cuyo fin básico es impedir que las charlas sobre cuestiones afectivo-sexuales puedan llegar a todos los estudiantes– constituye un acto de contradicción –cuando no de cinismo– ciertamente alucinante.
¿En qué consiste la autogestión de las emociones que se pretende conseguir con la puesta en marcha de la asignatura de 'Educación emocional'? ¿Acaso se trata solamente de una estrategia para ahuyentar la desmotivación del alumno y reducir la tasa de abandono escolar? Si nos atenemos a las declaraciones efectuadas por la diputada Inmaculada Lardín, los objetivos de la asignatura desbordan las cuestiones meramente académicas, ya que –como se especifica– se trata de proporcionar al alumno las herramientas necesarias para lograr su «bienestar personal y social». En la consecución de dicho bienestar concurren diversos factores, entre los que se encuentran la aceptación de una opción sexual y de género, así como la vivencia de esta en un contexto de respeto y corresponsabilidad. La autogestión de las emociones no se puede enseñar en un contexto neutro, vaciado de todas aquellas problemáticas que ideológicamente nos resulten molestas. El rechazo de una determinada identidad sexual y de género, el acoso escolar o el racismo suponen graves elementos de distorsión dentro del proceso de autoconocimiento del sujeto que no pueden ser ignorados, si es que lo que pretendemos es realmente proporcionarle mecanismos que realmente aumenten sus índices de bienestar. Una gran parte de los cuadros de ansiedad, estrés y depresión entre los niños y adolescentes proviene precisamente de la falta de herramientas emocionales e intelectuales para aceptar la diferencia y la diversidad. Los perfiles identitarios que escapan a lo normativo son juzgados y castigados duramente por un entorno social, que no podrá madurar emocionalmente de espaldas a este vasto paisaje de individualidades no reconocidas por el sistema educativo.
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Nunca podrá existir una auténtica educación emocional en los centros educativos de la Región de Murcia si no hay libertad. Y el veto parental constituye, en rigor, un cercenamiento de la libertad, en su expresión más elemental. Resulta imposible otorgar un mínimo de credibilidad a una iniciativa como la efectuada por el PP en la Asamblea Regional cuando, por otro lado, asume las tesis liberticidas de sus socios de la ultraderecha. Defender la necesidad de una salud emocional para el alumnado mientras que, en paralelo, se dificulta el acceso de éste a información fundamental para su autoconocimiento y crecimiento personal convierte cualquier declaración de intenciones al respecto en simple humo. Si de verdad nos interesan las vidas de los estudiantes más allá del lugar que ocupan en un pupitre como reburgitadores de información, seamos lo suficientemente valientes y coherentes como para aceptar la maravillosa y diversa realidad en la que vivimos. De lo contrario, todo lo que se haga estará rodeado de una falta de honestidad flagrante.
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