Se equivoca Junts si celebra en clave mercantil el reparto de los 4.400 menores extranjeros no acompañados que llevan meses hacinados en Canarias a ... la espera de un pacto en la Península. Sacar pecho de que Cataluña 'solo' recibirá «entre veinte y treinta menas» frente a los «700» que podrían recalar en Madrid –al final serán 806– agudiza el estigma del colectivo y da alas al extremismo. O frente a los 190 de la Región de Murcia y los 88 del País Vasco. Los agravios en un tema tan sensible amenazan con relegar los criterios humanitarios, solapados por la pugna política. El partido de Puigdemont cambia la Ley de Extranjería, con el aval de un Ejecutivo en manos de sus siete votos, más pendiente del pulso con la xenófoba Alianza Catalana que de las aguas canarias, escenario real del drama. El peso de la población y el esfuerzo de acogida previo marcarán la distribución «equilibrada» de jóvenes, pero se puede quedar en papel mojado cuando la solidaridad no manda en la ecuación. El acuerdo parece que obedece más a las urgencias de Sánchez por sacudirse la inestabilidad que al consenso amplio que necesita una decisión de este calado y que ya ha provocado el plante del PP.

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