El Dios de la lluvia llora sobre la Región de Murcia
VERITAS VINCIT ·
Lo visto ha sido una pelea de barrio, un chapoteo en el lodazal repleto de insultos, un vil mercadeo de sillonesVERITAS VINCIT ·
Lo visto ha sido una pelea de barrio, un chapoteo en el lodazal repleto de insultos, un vil mercadeo de sillonesEn 1939 el escritor László Passuth publicó una excelente novela histórica, 'El Dios de la lluvia llora sobre México', en la que en uno de ... sus mejores capítulos describe, con todo género de detalle y dramatismo, la derrota de Hernán Cortés y sus aliados, los Tlaskaltecas, el 30 de junio de 1520 en las afueras de Tenochtitlan, a manos de los mexicas. Se perdieron vidas, caballos, cañones y el oro que transportaban en la huida en una tremenda derrota a la que se le conoce como 'La noche triste'.
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El jueves del debate de la moción de censura, que socialistas y 'ciudadanistas' presentaron contra López Miras y su gobierno de coalición, el dios de la lluvia lloró sobre Cartagena para extenderse al resto de la Región. Con el campo de batalla embarrado desde La Moncloa, 'Conesa Cortés' y 'Ana Tlaskalteca' han sucumbido a manos de los populares mexicas, auxiliados por fugados de Ciudadanos y Vox.
El llanto sobre la Región no ha sido tanto por una derrota anunciada por carecer la censura de previsión y estrategia, sino porque, lejos de contemplar en el democrático combate algún signo de caballerosidad, de 'fair play', sin ademán alguno de heroísmo en los vencidos o clemencia en los vencedores; lo visto ha sido una pelea de barrio, un chapoteo en el lodazal repleto de insultos y descalificaciones, un vil mercadeo de sillones, todo ello sin sombra de ironía y pleno de mala educación: hasta el presidente de la Asamblea tuvo que recordar que la sesión estaba abierta a miles de españoles y que, por favor, se guardaran las formas.
Don Conesa y doña Ana han muerto en combate y me parece que ni uno ni otro renacerán de las cenizas. Y lo peor es que, lejos de ser principales culpables del fracaso, no han sido más que unos simples peones en ese diabólico juego de ajedrez manejado por fuerzas superiores que, ahora, desde sus encumbradas posiciones, negarán la mayor y dejarán a estos combatientes sumidos en la triste desesperación porque, lo peor, es que ni siquiera queda el regusto de que, por lo menos, la censura haya servido para dejar al adversario tocado, ya que no hundido, porque en este caso ni eso: López Miras es un 'pato cojo', como dirían los americanos, tiene los días contados por mor de esa ley que le impide repetir mandato; mucho empeño puso en cambiarla para su mejor provecho pero, dadas las circunstancias, va a ser imposible modificar. Cuando se convoquen elecciones, y sea otro el candidato popular, ni a socialistas ni a 'ciudadanistas' les valdrá para nada el recuerdo de lo dicho durante el debate de esta aciaga moción.
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Dije al principio, y ahora remacho, que la estrategia y la elección del campo donde librar el combate que debería marcar el rumbo de la guerra política nacional se hizo en La Moncloa con el equipo de gala de Sánchez, capitaneado por el hasta ahora afamado gurú don Iván y su tropel de asesores y quien, tras el fiasco, ha quedado degradado a simple aprendiz de mago. Mención especial para Ábalos, de derrota en derrota hasta el caos final.
De un tiempo a esta parte, estamos oyendo que doña Ana engañó a doña Inés vendiéndole un botijo agujereado, pero digo y sostengo que fue al revés: encandilada por los cantos de sirena que, al oído, le susurraba don Sánchez Tenorio, la dulce doña Inés se vio compartiendo mesa y mantel y saboreando del poder los sabrosos presupuestos monclovitas y con ese regusto cayó en los brazos del gran embaucador. Era tanto lo que podría alcanzar después de tanta penuria y a la vista de tanta miseria que no creyó en los peligros de traición que doña Ana le mostraba, y, sumados los deseos de la catalana y la ambición de la valenciana, se autorizó el bodrio que ha mandado a la fosa política a las dos aguerridas ciudadanas y, de paso, se ha llevado por delante a Conesa, seguramente a Vélez y la reputación de don Iván. Vaya saldo.
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Murcia llora no por esta masacre política, allá ellos y con su pan se lo coman, sino porque a partir de ahora la Región deviene en ingobernable, los proyectos de recuperación se paralizarán, los rifirrafes entre consejeros aumentarán y al final, más pronto que tarde, nos convocarán a las urnas y entonces muchos murcianos nos miraremos al espejo y le preguntaremos a ese otro yo: ¿a quién voto?
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