Lunes 21 de septiembre

Esbozas en un cuaderno ideas para el texto sobre los dibujos de Javier Pérez. Fragmentos, párrafos, frases sueltas. Ya tienes el contenido, pero te falta el orden del texto. Y sobre todo el inicio. Sin el comienzo todo está detenido, como sucede con el libro que quiere escribir el protagonista de 'Hormigón', la novela de Thomas Bernhard. Allí, un personaje lleva años acumulando material para un ensayo sobre Mendelssohn, pero no encuentra la frase de inicio. Sin ella no puede comenzar a escribir. A ti también te falta ese puente que te lleve desde donde estás, el afuera, hasta el interior del texto. La frase capaz de trazar la distancia y cruzar el umbral.

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Terminas de leer 'Cuaderno de tierra', el libro de Manuel Moyano que presentas el jueves. Relata una serie de caminatas cercanas que el escritor ha llevado a cabo a lo largo de los últimos años. Paseos rurales que surgen como una necesidad íntima –la de desconectar con el tiempo cotidiano y salir al encuentro de una temporalidad esencial– y que pronto se convierten en una experiencia literaria. El caminar como forma de conocimiento y también como disparadero de la escritura. Una escritura en la que, como no podía ser de otro modo, emerge todo el universo narrativo del autor: lo rural, las historias olvidadas que regresan, la fascinación por los lugares en los que algo ha sucedido y esa atmósfera densa y material que uno encuentra en sus cuentos y novelas.

El libro te contagia el deseo de desconexión. De repente, te apetece salir a caminar y alejarte de las pantallas. Entregarte al azar y adentrarte en lo imprevisto. Sin horarios, sin planes, sin móvil, sin reloj.

Martes 22 de septiembre

Sigues bloqueado para el inicio del texto. Decides acudir a la lectura. Tomas de la estantería 'Sobre el dibujo', la compilación de textos de John Berger que publicó hace unos años Gustavo Gili y rápidamente caes hechizado por su prosa. Recuerdas la primera vez que leíste un texto de Berger. En clase de Estética, unas fotocopias que os dejó Francisco Jarauta. «Y nuestros rostros, mi vida, breves como fotos». Tenías 21 años y la lectura te marcó. Desde entonces, Berger es uno de tus modelos. Una escritura literaria desde el conocimiento profundo del arte. Es así como piensas que se debe escribir acerca del arte, desde la emoción y el lirismo. No es historia del arte, ni crítica de arte... es literatura. Y, sin embargo, genera un conocimiento profundo, interior, pleno, sobre aquello de lo que habla. Los dibujos de Van Gogh, de Watteau, de la cueva de Chauvet... Te emociona especialmente el texto 'Dibujado para ese momento'. Ahí Berger reflexiona sobre los dibujos que realizó el día de la muerte de su padre. «La última oportunidad de dibujar lo que no volverá a ser visible, lo que ha ocurrido una vez y no volverá a ocurrir». No puedes evitar llevártelo al terreno de tu novela. La fotografía de difuntos, la imagen final, que da cuenta de un cuerpo que ya nunca más podrá volver a ser visto. La urgencia de ver algo por última vez.

Miércoles 23 de septiembre

Consejo virtual de departamento por la mañana. Es lo único bueno de la pandemia, poder reunirse desde casa, protegido y resguardado por el hogar. Ojalá eso se quede. Lo demás es incertidumbre. Te apetece mucho volver a clase, pero no tienes demasiado claro si la semipresencialidad tiene sentido. La semana que viene se verá. Hay que comenzar de algún modo. Cruzas los dedos.

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Por la noche, en casa de Isabel, componéis algunas canciones para vuestro grupo en ciernes, Barroco Siffredi. No sabes si saldrá algo de ahí, pero al menos sirve para poner la mente en otro lugar. La vida también son estos momentos. Carmen cocina una sopa azteca que os remueve por dentro. Violante pincha. Marta ya no te debe nada. En el sofá no puedes dormir. La cerveza sin alcohol que llevaste se ha quedado sin abrir.

Jueves 24 de septiembre

Contestas varios correos y te duchas para espabilarte. El día será largo. En el despacho de la universidad intentas cerrar los ojos unos minutos y tomar algo de energía. No lo consigues.

A las cinco te ves con Manuel para charlar sobre la presentación. Él pide un gin-tonic. A ti solo te entra un Aquarius. La última vez que coincidisteis en una presentación también estabas de resaca. No han servido de nada tus promesas.

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A las seis comenzáis presentando la versión de bolsillo de 'Intento de escapada'. Apenas viene gente. No le has dado mucha publicidad. Porque el libro estaba ya más que presentado, pero también por no comprometer a la gente en estos tiempos. Y, sin embargo, encontrarte ahí solo te desanima un poco. Lo extraño es que estás lúcido y al final la charla acaba teniendo gracia y contenido.

Después, sin descanso ni dilación, presentas tú a Manuel. Charláis sobre los temas de su libro: el paseo, lo rural, la desconexión, la necesidad de buscar un tiempo diferente al ritmo desbocado del presente... Hay sintonía entre los dos. Cada uno conoce la obra del otro casi como la propia.

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Al terminar, hay mil cosas a las que quisieras ir. La exposición de Charris, la conversación con Gabi Martínez y especialmente el concierto de Viva Suecia en el Auditorio Murcia Parque. Pero el cansancio puede más que las ganas y regresas a casa. De camino, te detienes un momento en Artnueve para la ver la exposición de Rainer Splitt que se acaba de inaugurar. Te interesa la pintura expandida de este artista. Pero hoy no es día para disfrutar de ella. Prometes volver con tiempo y con la cabeza en su sitio. Bastante es que aún puedes hablar.

A las diez y media caes rendido a la cama. Te duermes antes que Raquel.

Viernes 25 de septiembre

Despiertas renovado y escribes el diario de un tirón. Examinas las notas que llevas escritas del texto sobre Javier Pérez. Las reordenas todas e intuyes ya el comienzo. Te ayuda la lectura de 'Señales sensibles', el libro de conversaciones sobre arte entre Jean-Luc Nancy y Jérôme Lèbre. Una frase sobre el origen de la Filosofía te sirve para el primer párrafo. A partir de ahí, el texto arranca.

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Por la noche, veis el nuevo episodio de 'The Boys'. A esta temporada le cuesta avanzar, aunque te sigue interesando la desublimación del superhéroe y la sumisión a los designios de la imagen y el capital.

Sábado 26 de septiembre

Pasas la ITV por la mañana. No habías movido el C4 desde que lo aparcaste el 12 de marzo en la zona naranja frente a la puerta de casa. Recuerdas perfectamente la última vez que lo condujiste. Clase sobre Manet en el Campus de Espinardo. Solo vinieron cinco alumnos. Les dijiste que se fueran a casa. No podías imaginar lo que estaba a punto de suceder.

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Después de la ITV visitas a la Julia. Está preocupada. El otro día entraron a robar en casa de su sobrino, allí al lado. Tiene miedo. A eso y también al virus. Lo percibes. Intentas tranquilizarla, pero no sabes cómo.

Por la noche, cena familiar. Guardáis las distancias, sobre todo con la madre de Raquel. Apenas os quitáis la mascarilla. Ni besos ni abrazos. Es triste, pero no queda otra. Incluso así, todo sabe mejor que frente a la pantalla.

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Domingo 27 de septiembre

Por alguna razón que se te escapa, hoy amaneces especialmente sensible. Lo percibes cuando se te eriza la nuca mientras echas un ojo a un documental sobre Fernando Torres. No importa que sea a mayor gloria del Atlético. Se te llenan los ojos de lágrimas. Y eso mismo es lo que te sucede con los dos capítulos de 'Patria', que ves con un nudo en la garganta. Es cierto que son emocionantes. También Raquel suspira, sobre todo al final del primero. Pero tú no puedes aguantar el llanto.

Te acuestas con esa sensación de hipersensibilidad extraña. Percibes el tacto suave de las sábanas. El olor fresco del pelo recién lavado de Raquel. La luz tenue que se cuela en la habitación.

No sabes qué está ocurriendo, pero todo palpita y se desborda. Una especie de Stendhal íntimo y cotidiano. No tienes claro si quieres que se quede. Probablemente al despertar se habrá desvanecido.

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