Los 'covidionistas'

A nadie escapa que si existe un paradigma del 'covidionista', este no es otro que el urgenciólogo y tertuliano estrella César Carballo. En una de sus últimas manifestaciones ante la cámara, Carballo fue requerido a dar su opinión sobre un próximo escenario de «gripalización de la Covid»; y, lejos de alinearse con quienes –cada vez más mayoritariamente– piensan en este sentido, su posicionamiento volvió a evidenciar la necesidad que tiene de que se eternice el actual estado de excepción: desde su perspectiva, hay que 'covidizar la gripe'. La estrategia es clara: ante el temor de que Ómicron pueda suponer el primero de los estadios de debilitación del virus, Carballo propone una sociedad intervenida sanitariamente para atajar males asimilados como el de la gripe. Como ya he venido escribiendo en esta sección desde hace meses, los partidarios de la exacerbación biopolítica actual van a intentar generar en la ciudadanía la necesidad psicótica del 'riesgo cero'. Es evidente que, cuanto menos se viva, menos riesgo habrá de que cualquier virus se expanda. Si no se sale de casa, ni se viaja, ni se bebe una copa, ni se canta, ni se baila, ni las familias se reúnen en Navidad, ni se celebran conciertos o eventos multitudinarios, las gripes y los resfriados desaparecerán casi por completo. 'Covidizar la gripe' equivale a perpetuar 'sine die' un estado de excepción que reduce casi por completo las posibilidades de vivir.

Pero es que, además, 'covidizar la gripe' supondría someter diariamente a los sanitarios a una presión burocrática y protocolaria que terminaría física y mentalmente con todos ellos. Es cuando menos sorprendente que un urgenciólogo como Carballo, que, jornada tras jornada, vivirá el caos generado por cientos de pacientes con tos y mucosidad que acuden a hacerse un test, abogue por prolongar en el tiempo este colapso de la Atención Primaria y de las urgencias. Debido precisamente a las complicaciones generadas por esta situación, el personal de Atención Primaria está solicitando ser liberado de la burocracia y de los casos leves de Covid para poder atender otras patologías que, en la actualidad, se están descuidando. Por no hablar de los crecientes problemas mentales que está generando la actual situación pandémica, los cuales a César Carballo le importan más bien poco, habida cuenta de su continua recurrencia al miedo y el catastrofismo como marcadores explícitos de su discurso.

Esta última semana se han publicado diversos informes –entre ellos, el redactado por Cáritas– en los que se pone de manifiesto el vertiginoso aumento de la pobreza y del riesgo de exclusión entre la población española durante los dos años que llevamos de pandemia, así como la ampliación de la brecha que separa a los muy ricos de los pobres. La Covid-19 ha profundizado en las desigualdades sociales y ha consolidado una sociedad mas injusta y agresiva para con los más desfavorecidos. Pretender que un contexto como el implantado por la pandemia –que ha llevado a la quiebra de miles de empresas y al endeudamiento insostenible de las economías emergentes– se perpetúe en el tiempo constituye un acto de irresponsabilidad y de clasismo absolutamente intolerables. El final de la pandemia no se puede acelerar por intereses de cualquier tipo; pero, en este mismo sentido, tampoco se puede demorar por las ansias de protagonismo de determinados personajes que no se han visto en otra. Cada día que pasa en el que la sociedad mundial no recupera la tan ansiada 'normalidad' conlleva un aumento de la pobreza y de las desigualdades. 'Covidizar la gripe' no deja de ser, en este sentido, una propuesta tan frívola como inmoral, que más que una preocupación por evitar la muerte demuestra un peligroso resentimiento hacia la vida.