Bienvenidos una vez más al circo regional. Pasen y vean. No encontrarán nada parecido. En sus tres pistas, disfrutarán lo nunca visto. Payasos, contorsionistas, magos ... y malabaristas. Durante estas semanas, nos exhibimos a nivel nacional. Compre su entrada. Ocupe su asiento. Entretenimiento asegurado.

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En la pista central, nuestros cómicos de ruleta se revisten de interés general según les convenga con el show 'Que ahora eres preferente, que ahora quiero ser presidente'. Con el espectáculo a tartazo limpio de 'vidalazo viene, contravidalazo va' comedia y tragedia se dan la mano. El payaso de Mi Color, que venía a regenerar colores, ha acabado desteñido, difuminándose, y sacándose los colores mientras suena la música de 'En un mercado persa' de Ketelbey. Es un número tan dinámico, que no paran de moverse de pista según cotización. Un contorsionista y de chaqueta cambiante iba pinchando la Guerra de las Galaxias mientras todo hervía de pura emoción.

En la pista derecha, se alza un Frankenstein de retales y voluntades malabarista mientras simula una sonrisa. A la par, un mago ejecuta trucos hipnóticos. Nada por aquí nada por allá, aquí una vacuna, allá que no hay. El público despistado ignora dónde están y si al serrar la caja qué parte será regional y cuál estatal. Ojo, que pueden echar un polvo y desaparecer. El público desconcertado desconoce si están en alerta perpetua revisable o dependerá de la conveniencia del titiritero mayor de circos que, según indican, apenas lleva dos o tres marionetas en danza. Puro suspense, oiga. Un show de tensión e inconsistencia. Lo necesario meses atrás resulta innecesario por arte de magia. Un mentalista convencerá al público sobre la matemática del Gran Hermano orwelliano, 2+2=5. Mientras, un monologuista cruza la pista cantando como pájaro silvestre y otro se pasea en una Harley con actitud chulesca. ¿Qué más se puede pedir?

En la pista izquierda, una banda de equilibristas mantiene platillos chinos danzarines de mociones e imputaciones reclamando ser el centro de atención circense mientras se les va cayendo. Entre risas del respetable, acusan a todos por su mala estrella sin mirar los endebles mimbres de sus numeritos. Ora platillos de pin, ora de pon, depende de la ocasión. Un grupo escolta de plañideras se encoleriza por un cómico movido de la pista central que toma el micro, pero les complacía cuando sucedía en la pista más a la derecha. Mérito tienen todos. Es difícil mantener tanto circo con la mirada puesta en la lontananza, a unos 455 kilómetros.

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Pasen y vean el circo regional. Tome asiento. Así olvidará su preocupación por la pandemia. Podrá anestesiarse ante la crisis. Olvidará la infrafinanciación, la falta de agua y de infraestructuras. Disfruten de este gran circo regional.

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