MIKEL CASAL

Científicos y científicas surgen del ambiente

LYCEUM-CIENTÍFICAS A PIE DE CALLE ·

En nuestra sociedad industrializada, que se autodenomina avanzada, la carrera científica de la mayoría de las mujeres es una carrera de obstáculos

Sábado, 12 de febrero 2022, 08:48

Como dijera don Severo Ochoa, Premio Nobel de Medicina en 1959, «los científicos no surgen de la nada, surgen de un ambiente que hay que ... crear». Ese ambiente es el caldo de cultivo científico, de dedicación, que es el sendero de luz a imitar y a seguir.

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Y todo ello comienza con la educación primaria, desde la infancia. Se trata de despertar vocaciones científicas, de enseñar a observar, a hacerse preguntas, a tener espíritu crítico, a idear hipótesis y a imaginar vías para conseguir encontrar soluciones. Y todo ello, sin diferencia de sexo. Se ha de fomentar la gimnasia del pensamiento, así como desarrollar el ingenio de cuestionarse, de preguntarse sin pausa y de disfrutar con ello. Y disfrutar tanto, que se elija querer dedicarse a conocer más y más y convertirlo en su pasión y en su profesión.

Si todo esto sirve para chicas y chicos, la paradoja es que, en nuestra sociedad industrializada, que se autodenomina avanzada, la carrera científica de la mayoría de las mujeres es una carrera de obstáculos. La igualdad entre hombres y mujeres es un derecho, pero dista de ser un hecho.

Aunque en las últimas décadas ha aumentado la presencia de chicas en carreras universitarias, de mujeres con másteres y con doctorados y con estancias de investigación en el extranjero, el género femenino sigue infrarrepresentado en los campos tecnológicos y en los puestos de toma de decisiones. La tijera sigue abierta. Es cierto que el pivote de inversión se ha desplazado a la derecha porque las mujeres han retrasado la edad del primer embarazo, ya que tener hijos hace abandonar el trabajo y posteriormente es difícil retomarlo de forma competitiva, y carreras científicas bien cimentadas se truncan porque no es sencillo volver a ese mundo tan arduo.

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La carrera científica de las mujeres no suele ser un camino de rosas. En el caso de regresar a la ciencia tras los embarazos, se topan con dificultades de conciliación con la vida personal. En muchos casos es intangible, pero los peldaños de la carrera científica de las mujeres son más escabrosos y elevados que los de los varones, ya que el trabajo se duplica o triplica por la necesidad de, además, atender a ocupaciones personales y familiares.

En este avanzado siglo XXI, continúa siendo difícil que las mujeres alcancen puestos de toma de decisiones, ya que, dadas las circunstancias, muchas prefieren quedarse a mitad de camino sin competir por estos puestos que exigirían muchas responsabilidades, incompatibles con su dedicación a la familia y al hogar.

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Asimismo, una de las limitaciones para que las niñas elijan una carrera científica es que hay pocos referentes femeninos visibles, están escondidos. Y los que sobresalen están estereotipados: siempre las mismas, de forma recurrente, alimentando el tokenismo. Por otra parte, la imagen que se transmite de los científicos es que están aislados, en un pedestal y con vidas aparentemente no compatibles con disfrutar de la vida de familia, de pareja o de cultivar hobbies. Esta percepción, todavía generalizada, contrasta con la realidad de las mujeres que se dedican a la ciencia. Por ello, es importante visibilizar la realidad cotidiana de muchas mujeres que pueden compatibilizar su trabajo y carrera científica con una vida personal plena. Son las 'científicas a pie de calle', de todas las edades, que viven en el mundo y que participan del mismo.

Lyceum de Ciencia, desde su creación en 2017, ha trabajado para potenciar la carrera científica de las mujeres de la Región de Murcia, intentando averiguar cuáles han sido las razones para no avanzar más deprisa a pesar de las políticas de igualdad activas; brindando orientación y experiencia de las científicas séniores a las más jóvenes y facilitando que las niñas elijan carreras STEM (de ciencia, de tecnología, de ingeniería y de matemáticas).

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Definir soluciones para que las mujeres ocupen su sitio en la ciencia no es baladí. No hay dos mujeres iguales, ni dos historias vitales similares, por lo que no hay única fórmula. En cada persona se darán circunstancias concretas, sin embargo, se acepta que la educación en la igualdad es decisiva en el desarrollo del talento para favorecer las potencialidades.

Como la experiencia es todo, solo sumando la innovación educativa que canalice las aptitudes de chicas y de chicos y la aplicación de políticas de conciliación eficaces, se permitirá incorporar más mujeres a los diferentes campos de la ciencia y a los puestos de toma de decisiones, en pie de igualdad.

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Debemos concebir e instaurar esos ambientes creativos para cultivar mentes científicas brillantes, sin diferencia de sexo, cuyo trabajo redundará en beneficio de toda la sociedad.

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