La enfermedad de la Covid-19, que comenzó en China, está provocada por un coronavirus. Los investigadores pudieron identificarlo utilizando técnicas que la doctora June Almeida había diseñado 56 años antes. June Almeida describió el coronavirus humano en 1964 y sus estudios han sido determinantes para la lucha sin cuartel en esta terrible pandemia en la que seguimos inmersos.

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Aunque es una científica poco conocida, June Dalziel Hart o June Dalziel Almeida (apellido de su primer marido) fue una viróloga escocesa que tuvo que retomar sus estudios tardíamente porque el salario de su padre, conductor de autobús, no le permitía matricularse en la Universidad de Glasgow.

June nació el 5 de octubre de 1950. A los 17 años tuvo que abandonar sus estudios y comenzar a trabajar como técnica de histopatología, primero en el Hospital Royal Infirmary de Glasgow y, más tarde, en el Hospital de San Bartolomé de Londres. En 1954 se casó con Henry (Enrique Rosalío) Almeida, un artista venezolano, y tuvo a su única hija, Joyce, que actualmente ejerce de psiquiatra en Londres. El matrimonio se mudó a Canadá y allí, gracias a su experiencia y destreza, June fue contratada como técnica de microscopía electrónica en el Instituto del Cáncer de Ontario. June mejoró la tinción negativa con anticuerpos pudiendo visualizar los virus que se agrupaban alrededor, como el virus de la rubeola. Su trabajo fue cada vez más especializado y, en 1963, publicó un artículo en la prestigiosa revista 'Science' con imágenes de virus en la sangre humana.

Al conocer su pericia, el profesor Waterson, responsable de microbiología del Hospital Santo Tomás de Londres, la contrató y June regresó a Inglaterra en 1964. Fue mejorando sus técnicas y pudo identificar los virus de la hepatitis (A y B) y los virus del resfriado común. Su fama hizo que el doctor David Tyrell, del Instituto de Investigación del Constipado Común, le enviara una muestra de un niño con una gripe extraña, la muestra B814, ya que no identificaban de que patógeno se trataba. Almeida logró obtener imágenes de ese virus, que era similar al que ella ya había visto en ratones y en pollos. Le llamaron coronavirus por el halo que tenía ('corona' en latín). Era el primer coronavirus humano. Aunque al inicio le rechazaron publicarlo porque creían que eran imágenes de mala calidad, el 'British Medical Journal' lo publicó en 1965. Y dos años después, el 'Journal of General Virology' aceptó publicar las imágenes del coronavirus (artículo de descarga libre).

Ese año, 1967, June se trasladó a la Escuela de Postgrado de Medicina de Londres con el equipo del profesor Waterson. Enseguida obtuvo el grado de Doctor en Ciencias por sus estudios sobre la identificación, diagnóstico y obtención de imágenes de virus, y comenzó a trabajar en el Instituto Wellcome, donde fue autora de varias patentes. Con 40 años comenzó un periodo de reconocimientos: en 1970, fue miembro de la Real Sociedad de Ciencias; en 1977, recibió el Premio Stewart; en 1979, en la Organización Mundial de la Salud, publicó el 'Manual para laboratorio de diagnóstico viral rápido'; en 1980, fue comandante de la Orden del Imperio Británico; y en 1986, recibió el Premio Conway Evans.

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En su vida personal, en 1982 se divorció de Henry Almeida y, en 1985, a los 55 años, se retiró voluntariamente a Bexhill con su segundo marido (el virólogo Philip Gardner). Allí vivió plácidamente 22 años como profesora de yoga y como restauradora de porcelanas y de antigüedades. No obstante, en ocasiones volvió como asesora al Hospital Santo Tomás participando en las primeras imágenes de alta calidad del Virus de la Inmunodeficiencia Humana (el virus del SIDA).

June fue una persona poco convencional que se empeñaba en buscar explicaciones sencillas a los casos más complejos. Fue definida por sus discípulos como una mujer pionera y brillante, muy original y con un agudo sentido del humor. El hecho de ser mujer no la detenía: June era perseverante y dicen que «se labró su propio camino, respondía enérgica ante cualquier crítica, y normalmente llevaba razón (profesor Pennington, de la Universidad de Aberdeen)». June tenía una perspicacia fuera de lo común con la que imaginaba nuevas estrategias para aumentar el conocimiento.

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La doctora June Almeida falleció el 1 de diciembre de 2007 de un ataque cardíaco antes de saber que los resultados de su talento y dedicación iban a ser cruciales para salvarnos de esta pandemia histórica. Y le agradecemos su trabajo, ya que, sin su descubrimiento, las respuestas a este coronavirus, aunque siguen siendo difíciles, no habrían sido así de rápidas.

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