Siempre he tenido un cierto complejo con mi nombre. César. Cuenta con una conmemoración que difícilmente aparece en el santoral, tapado por Matronas, Nicandros, Raimundos, Benignos y Luisas de Marillac, nombrecitos que se las traen. No es que no me guste; de muy pequeño nunca ... pensé en ello, pues tanto mi padre como mi abuelo eran césares. Lo normal es que yo lo fuera. Como normal ha sido que lo sea mi hijo. El complejo de mi nombre empezó cuando me di cuenta de que está cuatro días antes del gran San José, el patronímico más poderoso de la cristiandad; la mitad de los españoles son José, como tal o como su hipocorístico Pepe. Por cierto, que Pepe viene de las iniciales de 'Pater Putativus', que era como se conocía al santo carpintero: 'padre supuesto' de Jesús, cuyas iniciales en latín son P.P. Por si alguien no lo sabía. A mí me lo ha dicho, entre otros, un señor llamado Wikipedia. No deja de ser bendita coincidencia que uno de los dos grandes partidos políticos de este reino en el que vivimos tenga la misma sigla.

Publicidad

El mentado complejo que dije tener, como tantos otros, viene del colegio. Allí, muchos críos se llamaban José, solo o con algo; me abrumaban ante la soledad de los César. Además que San José era fiesta, fiesta gorda, de misa y comilona; no San César, que pasaba totalmente desapercibido, y solo alguien de la familia traía un bizcocho borracho para alegrar los postres.

Sin embargo, de mayor, cuando el espíritu religioso te parpadea, no me ha parecido mal llamarme como un mártir que ni Dios sabe quién fue; o como un dictador que así se denominó: Cayo Julio César. César, nombre que venía de familias anteriores, significaba algo así como poderoso, el más poderoso. Este apelativo llega hasta nuestros días, manteniendo dicho significado, como káiser en Alemania, o zar, en Rusia. Otra cosa chula del caso es que al tal Cayo Julio César le dieron pasaporte a la otra vida un 15 de marzo, como algún malaje le había avisado: «¡Cuídate de los idus de marzo!», que los romanos celebraban precisamente ese día. Aunque la fecha representaba buenos augurios, el 'cuídate' era para echarse a temblar. Huele a amenaza. No me digan que no mola venerar tu santo (cristiano) el día en que le dieron matarile a un romano (pagano). Y eso pasó 44 años antes de que naciera Jesucristo, es decir, cuando no había cristianos. ¿De dónde saldría ese San César mártir, es decir, comido por los leones o cosas así, que la Iglesia colocó astutamente el mismo día en que mataron al dictador romano? Tengo para mí que el tal inmolado no existió, y que si alguien fue mártir fue Julio César, como cuenta estupendamente Shakespeare, basándose en escritos históricos que armonizaba de espléndida manera. También se habla de un San César Bus, presbítero, fundador de los sacerdotes seculares de la doctrina cristiana, y fundador también de su variante femenina, que no es otra que las Ursulinas.

Por cierto, que Pepe viene de las iniciales de 'Pater Putativus', que era como se conocía al santo carpintero

Porque si vamos a la etimología de 'cesar' nos metemos en un formidable jardín. Veamos. Parece ser que 'cesar' tiene dos significados: cabellera o barba y corte. Hay quien dice que se trata de un tipo de barba rapada de determinada forma. También, que de aquí se deriva la palabra 'cesárea', pues es un corte que se hace a la parturienta que lo necesita para dar a luz, y que, se dice, ya se practicaba en Roma. Cayo Julio César se cree que nació de una de esas operaciones. Por eso se ha relacionado arbitrariamente su nombre con la cesárea, que era operación común en las mujeres que pasaban de siete meses sin síntomas de parto. Lo curioso es que parece que los romanos terminaron llamando César a muchas criaturas, no de la alta nobleza sino del pueblo llano, adelantándose en eso a la costumbre actual de poner nombres de famoso a los chiquillos, como hoy hacen con los Kevin, Dylan, Romina o Yanelis. Nada nuevo bajo el sol.

Publicidad

De manera que tampoco son tan raros los nombres raros. Solo hay que meter las narices en la historia, y en las leyendas, para enterarte de cosas siempre curiosas. Como esta de dónde viene un santo que no es santo, una celebración que apenas se celebra, y un día con guarismo bonito, con significado histórico tremendo, que si un día me acomplejó un tanto, hoy hasta me divierte.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Infórmate con LA VERDAD: 1 año x 29,95€

Publicidad