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Cambalache

Todas las esperanzas que tenía en que el XXI nos traería paz y bienestar se están diluyendo. Ni siquiera mi optimismo nato está abierto a la esperanza

Domingo, 24 de noviembre 2024, 09:40

La verdad es que no entiendo este mundo. Este mundo de ahora, a punto de cumplir un cuarto de siglo. Todas las esperanzas que tenía en que el XXI nos traería paz y bienestar se están diluyendo. Ni siquiera mi optimismo nato está abierto a ... la esperanza. La sociedad camina hacia el convencimiento de que las políticas que se aplican son malas, cuando no el mantra de que todos los políticos son iguales; iguales de malos. Como dice Dolina, «para un analfabeto todos los libros son iguales». No hay respeto, al contrario: no importa que vayamos a peor si soy yo el que gana. Da lo mismo decir mentiras si éstas mantienen o dan el poder. Ponemos enseguida etiquetas de buenos y malos con absoluta ignorancia. Mantenemos, por ejemplo, que los rusos son los malos y los ucranianos los buenos porque sí, sin querer saber si hubo razones o no las hubo que medio justifiquen aquella invasión de hace mil días. Nos asombramos del apoyo militar y social que Estados Unidos presta a Israel, que sigue machacando hospitales y refugios gazatíes sin que nadie ose toserles. No nos interesa lo más mínimo lo que pasa en Sudán, Libia, Etiopía o en tantos países de África porque ya ni si quiera se informa de las calamidades que sufren esos negros ignorantes. Ni nos preguntamos por qué huyen de sus lamentables realidades: sus razones justifican más que de sobra que se jueguen la vida huyendo de sus hogares hacia donde crean que existe un mundo mejor. Cuántas veces oímos estos días que por qué no se queda en su casa esa desalmada negritud. Penoso. Este mundo es una porquería, que cantaba Discépolo, uno de los autores y letristas más importantes del siglo XX. Su tango 'Cambalache' dice (una melodía de los años treinta, de hace casi un siglo): «Resulta que es lo mismo ser derecho que traidor. Ignorante, sabio, chorro, generoso, estafador. Todo es igual, nada es mejor. Lo mismo un burro que un gran profesor. Cualquiera es un señor, cualquiera es un ladrón...». Y sigue. Y sigue. Y eso que no conoció a Trump.

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