El reciente proceso electoral en Cataluña ha tenido en vilo no solo a los catalanes, sino también a los partidos nacionales y, de rebote, a ... los tres gobiernos de coalición de las formaciones de centroderecha enfrentadas en esta contienda: el de Madrid, el de Castilla y León y, sobre todo, el de la Región de Murcia. En estos últimos casos, por la incidencia que pudiesen tener los resultados en la gobernanza futura de estos ejecutivos de coalición.
Publicidad
La campaña de Ciudadanos se iniciaba precisamente en la Región de Murcia, a partir del escándalo de las vacunas, y con la oposición que ejerció el socio de gobierno con su contraparte del Ejecutivo regional. Fue el cénit de esa estrategia tan poco fundamentada empíricamente que tiene la formación naranja, de que para crecer electoralmente debe boicotear al Gobierno del PP que no parece su gobierno (quizá comparta Ciudadanos en la Región el mismo asesor kichnerista que Iglesias). Una campaña que parecía apaciguarse tras estas elecciones catalanas, pero que sigue teniendo a la coordinadora de Ciudadanos como protagonista en medio de dimisiones y enfrentamientos, tanto internos como con sus socios de gobierno.
Pero volviendo hacia atrás, la pregunta que rondaba en los Ejecutivos coparticipados por el centroderecha, es qué impacto podrían tener unas elecciones tan excepcionales como las catalanas en la continuidad de estos gobiernos. En principio, la respuesta es obvia, ninguno. Extender el resultado catalán a posteriores crisis y desafíos para estos gobiernos no puede ser más que una cortina de humo para esconder tensiones previas, donde su activación ha sido postergada por ese mismo contexto electoral. No ofrece pues relación alguna el resultado electoral, bastante previsible, por cierto, con el tumulto que hay en el Gobierno regional y que deriva de manera exclusiva de las ansias de Martínez Vidal por hacer explícito, vía Boletín Oficial de la Región, su ejercicio de poder. Es por tanto una dinámica interna que se hubiese producido con o sin elecciones en Cataluña.
La pregunta es si el varapalo que se han llevado Ciudadanos y el PP y la sorpresiva subida de Vox, se puede repetir en otros lados, y en concreto en la Región de Murcia. Para responder a estas cuestiones, primero deberíamos poder situar el escenario. ¿Es la debacle de los dos partidos del centroderecha un problema de oferta o de demanda? Y, si fuese de demanda, ¿es Vox el partido que aglutina la demanda?
Publicidad
Para algunos líderes políticos y tertulianos puede ser más fácil explicar estos resultados desde la perspectiva de la demanda. Sin embargo, es complicado sostener desde un punto de vista empírico que exista un público objetivo que responda al conjunto de las características de un partido de derecha radical populista como es Vox. Más bien, este es un partido 'multitarget' que no obedece tanto a una demanda concreta insatisfecha, sino a la brecha en la oferta de los dos grandes partidos de centroderecha, a partir de la crisis del PP por los sucesos de octubre de 2017 y de la de Ciudadanos postelecciones de abril de 2019. Dos partidos que, aun dejando en el camino a los protagonistas más directos de sus crisis, no han sido capaces de cerrar sus heridas, ni de ofrecer nada de interés. Como dicen los marqueteros, no han podido aportar un 'claim', una razón que justificara las excelencias de la propuesta de un partido o candidato en un contexto concreto.
Esa sí es la lección que tienen que aprender Martínez Vidal y López Miras. Para sobrevivir hoy en el marco de una permanente comunicación de campaña, debes tener algo que ofrecer, y no se trata, en la mayoría de los casos, de una propuesta racional o argumental, se trata de valores, símbolos e identidades, se trata de algo que nos hace, más allá de nuestras diferencias sociales o económicas, compartir un proyecto político. Se sobrevive a lo contingente, y al Boletín Oficial de la Región (BORM), cuando un partido puede interpretar el escenario, identificar los problemas, las necesidades, los sueños y las aspiraciones de los ciudadanos, y si no los hubiera crearlos, y a partir de ahí construir un marco de referencias compartidas, identificables, fáciles de transmitir y de recordar. La lección para Martínez Vidal y para López Miras es si hoy pueden construir eso de cara a los dos próximos años. Todo lo demás, los cambios en las Consejerías, las luchas internas, son el poder efímero, intranscendente.
Primer mes por 1€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.