A estas alturas ya deberíamos ser conscientes (o no) de que hemos pasado del poder de la palabra al poder del 'like' y de la ... notificación. El hecho de que los dispositivos electrónicos nos quiten tiempo, energía, nos distraigan y nos hagan desconectar de la realidad ha quedado demostrado en la economía de la atención.

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De pequeños era normal tener en nuestros brazos peluches o juguetes que nos eran familiares para sentirnos más cómodos, encontrarnos mejor, rebajar la ansiedad.

De mayores, es normal tener a mano el móvil –literalmente, en la mano–. Si no tenemos el nuevo 'peluche tecnológico' cerca nos sentimos incómodos, nos ponemos nerviosos o incluso nos transpiran las manos. A diferencia de aquel osito de nuestra infancia, este nuevo peluche tecnológico para adultos (y no tan mayores) parece ser una peligrosa extensión de nuestras manos.

¡Esta nueva situación es tan normal!

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